Muchas son las publicidades que incentivan la compra de estos productos debido a sus atractivos efectos que nos permiten quemar grasa con rapidez y menos esfuerzo físico.
No obstante, ¿Podemos prescindir del ejercicio físico? ¿Podemos comer de forma poco saludable? Estas son algunas de las preguntas que muchos nos planteamos después de observar con detenimiento las publicidades sobre los fat burners o quemadores de grasa.
La mayoría de estos productos son elaborados con sustancias que facilitan la movilización de grasa del cuerpo, como es el caso de la L-carnitina, que pueden ser de origen natural o sintético.
Pero la gran verdad, que no se destaca en las publicidades, es que si no hacemos “algo” para iniciar el proceso de quema de grasas, pues de nada servirá una sustancia que acelere o favorezca dicho proceso. Es decir, si no nos ejercitamos, por ejemplo, nunca necesitaremos la grasa para obtener energía y por lo tanto, la carnitina tomada no cumplirá con su función.
Al respecto, voy a citar a Oscar Vidal de la revista Men’s Health, quien hizo una comparación muy original: “imagina a tu cuerpo como una mina de carbón, la grasa es el carbón y la carnitina son los vehículos que trasladan el carbón”. Por más vehículos que introduzcas en la mina (tu cuerpo) si la cantidad de mineros se mantiene no extraeremos más carbón.
Muchos son los productos quemadores de grasa que sí funcionan y dan resultados, pero siempre y cuando se consuman mientras se realiza actividad física que genere un gasto calórico adicional.
Sin embargo, este aspecto queda afuera de las publicidades, como así también los posibles efectos adversos de las sustancias contenidas.
Otro de los productos que no dan resultado son las cremas reductoras de medidas corporales, ya que anuncian la disminución de 4 cm en 40 minutos, para lo cual debería haber disuelto casi medio kilo de grasa, hecho prácticamente imposible en tan poco tiempo.
Lo único que se muestra en las publicidades es la reducción de centímetros sin fundamentar científicamente cómo se produce dicha reducción y a expensas de qué. Cuando la verdad es que el cuerpo sólo pierde grasa cuando existe una modificación metabólica y no por la acción de agentes externos.
Para cuidarnos de las malas influencias publicitarias, debemos recordar que así como no funcionan las dietas milagro y ni benefician la salud, no existen productos milagrosos que puedan dejarnos sin grasa en poco tiempo mientras estamos todo el día sentados frente a la televisión.
La mejor forma de utilizar estos productos es con conocimiento, pues sólo así evitaremos excesos innecesarios en nuestro cuerpo y consecuencias indeseadas.
La fórmula hasta el momento más efectiva es la combinación de una alimentación sana y equilibrada junto a la práctica de ejercicios físicos con regularidad.
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