Así como se conocen los variados beneficios para la salud de ejercitarse regularmente, los seres humanos, hemos creados múltiples pretextos para excusar nuestro sedentarismo, y sentirnos un poco menos culpables por no hacer actividad física.
Sin embargo, ninguna excusa es válida si se trata de cuidar nuestra salud y calidad de vida. Por eso, te mostraremos cuáles son, desde nuestro punto de vista, las excusas más comunes que presentamos y algunos consejos que te ayudarán a superarlas.
En primer lugar, la frase más escuchada es "no tengo tiempo", pero este pretexto no es válido si tú te puedes sentar unos pocos minutos a ver televisión, ya que en ese mismo momento puedes recurrir a una bicicleta fija o poner un poco de música para bailar, mientras te diviertes y relajas tu cuerpo. Además, con sólo incluir, en un principio, unos 15 minutos de actividad física todos los días, ya empezarás a romper el sedentarismo y notarás un cambio en tu organismo.
Otras de las excusas más frecuentes es "estoy muy estresado o vivo cansado", para su sorpresa, el ejercicio físico es el mejor remedio para estos males, ya que no sólo libera tensiones y alivia el estrés, sino que cambiará su estado de ánimo, le permitirá dormir mejor, ser más productivo y cansarse menos durante el resto del día. No hay nada mejor para el cansancio, que ejercitarse antes de comenzar el día laboral o al finalizar la jornada para descargar tensiones y descansar placenteramente.
Habitualmente se escucha decir "el ejercicio me da hambre y no ejercito porque no quiero engordar", pero esta creencia es totalmente errónea, porque si bien la actividad física puede despertar tu apetito, éste no provocará la ingesta de alimentos en exceso y además, al producir un gasto calórico, no incrementará tu peso corporal porque comas un poco más. Asimismo, se ha comprobado que el ejercicio físico aeróbico, no sólo facilita la quema de calorías, sino que reduce el apetito.
Otro de los pretextos para no movernos es "me duelen las articulaciones", este es un problema frecuente, sobre todo en personas con afecciones articulares, pero nada impide la ejercitación. En estos casos sólo hay que adecuar la actividad al individuo y su dolencia o afección, para reducir los impactos. Además, el movimiento mejora la funcionalidad y la flexibilidad, reduciendo al mismo tiempo, las molestias cuando realizamos actividades cotidianas.
A medida que la gente crece en edad, reduce o elimina la actividad física de su vida. Por eso, una de las excusas es "soy demasiado grande, ya no es necesario ejercitarme". Sin embargo, todos sabemos que para conservar la autonomía y mantener nuestro cuerpo sano, no hay nada mejor que movernos. Por lo tanto, este pretexto sólo lo podemos anular con pensar en nuestra salud y lo mucho que puede hacer el ejercicio físico por nuestra vida, aún cuando tenemos una edad avanzada.
Sin dudas, las excusas son muchas y los beneficios de la actividad física, interminables. Por eso, al momento de poner un pretexto, sólo replanteamos nuestras posibilidades y las ventajas que estamos perdiendo si nos quedamos inmóviles frente a una pantalla.
Todas las excusas pueden ser anuladas e inservibles si así lo deseamos, ya que con un mínimo esfuerzo todos los días podemos ganar en muchos aspectos, para alargar y mejorar nuestra vida.
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