En el año que ha terminado muchos han sido los propósitos que nos hemos fijado para cumplir en el gimnasio y no los hemos llevado a cabo. En la mayoría de los casos esto es así no por la falta de tesón, sino por una mala realización de los entrenamientos.
El objetivo para este 2009 es acabar con los fallos y errores habituales que cometemos a la hora de entrenar. Para ello es importante que sepamos lo que estamos haciendo mal y lo pongamos solución, ya que de esta manera obtendremos unos mejores resultados después de entrenar. Para empezar nunca debemos fijarnos en un compañero más veterano para realizar los ejercicios y las rutinas, cada individuo tiene unas necesidades y unas cualidades que le permiten desarrollar un tipo de entrenamiento u otro.
Lo mismo sucede con las metas, es importante que sepamos lo que queremos conseguir con el entrenamiento, es decir, de nada nos sirve seguir una rutina de aumento de volumen muscular que nos ha recomendado un amigo, si lo que realmente queremos es perder esos kilos de más que nos sobran. Para conseguir nuestros objetivos es primordial ponernos en manos de un especialista. El monitor de sala nos guiará en nuestros entrenamientos y objetivos, eso sí, siempre sabiendo cuáles son nuestros límites.
A la hora de entrenar es importante calentar bien las partes del cuerpo que vamos a trabajar. Debemos dedicar un tiempo prudente a activar la circulación mediante sencillos movimientos que nos prepararán para la rutina. Al terminar los ejercicios también es importante que estiremos cada parte del cuerpo para evitar que los músculos y articulaciones se queden rígidos y acaben lesionándose. Un buen estiramiento nos ayudará a recuperarnos mejor y tener unos músculos más jóvenes.
Las rutinas de entrenamiento nunca deben ser excesivamente largas, es decir, tiene que primar la intensidad y concentración muscular a la hora de llevar a cabo los ejercicios, pero en ningún caso tenemos que fatigar el músculo. Por esto debemos respetar los periodos de descanso entre sesiones. No es recomendable trabajar nada más que una vez cada grupo muscular a la semana. Si cansamos demasiado el músculo podemos lograr lo contrario de lo que buscamos, y es evitar la hipertrofia.
La ejecución correcta de los ejercicios es fundamental. En este sentido debe primar frente al aumento de peso a levantar. Es decir, es mejor realizar bien un ejercicio, llevando a cabo completamente el recorrido y concentrando la presión en los músculos, que ponerle peso pensando que de esta manera creceremos más rápido, cuando lo que estamos haciendo es adquirir vicios y posturas nocivas que pueden derivar en lesiones.
Para evitar problemas a la hora de entrenar es importante que establezcamos una rutina de ejercicios que conozcamos a la perfección y que se adapten perfectamente a nuestra fisonomía. Para lograr esto siempre pediremos consejo a un monitor especializado. No debemos olvidar la importancia que tiene variar las rutinas cada poco tiempo, y es que aunque trabajemos un mismo músculo es importante sorprenderlo con ejercicios diferentes para trabajarlo en su totalidad.
No debemos olvidar la dieta, parte fundamental del entrenamiento. Cuando el músculo crece realmente es mientras estamos en reposo. En el gimnasio simplemente lo estimulamos para crecer, y es mediante la alimentación y el descanso cuando aumenta su tamaño, por eso es importante que lo dotemos del alimento necesario. Las proteínas de origen animal que encontramos en carnes blancas, pescados y huevos, y los hidratos de carbono de origen integral son buenas fuentes de alimento muscular. Las grasas deben aparecer en contadas ocasiones en nuestra dieta, ya que lo único que harán será cubrir el músculo y evitar que consigamos unas fibras de calidad.
Imagen | Flickr/ autor stenbough
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