Hay veces que el remedio puede ser peor que la enfermedad. En este caso la enfermedad es la falta de conocimiento, y en muchas ocasiones de tiempo, para leer correctamente el etiquetado de los alimentos. El remedio que ha decidido poner la UE es implantar un nuevo modelo de etiquetado para distinguir los alimentos saludables de los insalubres que genera una mayor confusión, en algunos casos, que el etiquetado antiguo.
España está dando pequeños pasos hacia un camino más saludable con algunos aspectos como subir el IVA de las bebidas azucaradas, y declarar la actividad física y el deporte como actividad esencial. Uno de esos pasos es la puesta en marcha de Nutriscore: un nuevo sistema de etiquetado alimentario.
El problema es que Nutriscore posiciona los resfrescos sin azúcar como alimentos mucho más saludables que el aceite de oliva, o el jamón ibérico. Vamos a ver por qué ocurre esto, como mide Nutriscore la salubridad de los alimentos y por qué tiene errores que deben solucionarse para cumplir con su objetivo: luchar contar la obesidad y enfermedades metabólicas.
¿Qué es Nutriscore?
Nutriscore es un sistema de etiquetado en forma de semáforo que va desde un color verde oscuro, valorado con la letra “A”, hasta un color rojo, valorado con la letra “E”. Por en medio queda la valoración “B” que sigue estando en un color verde, algo más claro. La “C” que se encuentra en amarillo a mitad de camino entre lo saludable y lo no saludable. Y por último la “D” que tiene un color naranja, simulando el color ámbar de un semáforo.
El objetivo de este modelo de etiquetado visual es que, de un simple vistazo, podamos discernir si nos interesa un alimento o no, simulando un semáforo. Cuando vamos conduciendo podemos encontrar un semáforo en verde, que nos permite avanzar sin problema; un instante en el que se cambia a ámbar, que nos alerta que debemos tener cuidado; y un color rojo que nos obliga a pararnos si no queremos tener un accidente en el siguiente cruce.
La analogía con Nutriscore nos ofrece también esas tres situaciones: a) podemos pasar ese alimento a nuestra cesta de la compra (colores verdes y letras “A” y “B”); b) un color amarillo o naranja con las letras “C” o “D” nos pone en alerta para que tengamos cuidado; c) un color rojo con letra “E” nos dice que lo dejemos quieto en el estante si no queremos aumentar nuestras posibilidades de un accidente futuro, en forma de enfermedad.
¿Cómo funciona Nutriscore?
Se otorga un color y una letra a los alimentos según su composición. Acercan a un alimento hacia el color verde un alto contenido en proteínas, vitaminas y minerales, y su porcentaje de verdura y fruta. Por el contrario, lo acercan al color rojo un alto contenido en grasas saturadas, azúcar, sal y un alto número de calorías.
En ese funcionamiento es donde está su virtud, pero también su error. Veremos a continuación como, a pesar que suena bien sobre el papel, a la hora de llevarlo a la práctica aun falta mucho por mejorar.
¿Cuándo se pone en marcha?
Aunque ahora comienza a verse más en televisión y prensa, se anunció la incorporación de este semáforo nutricional al etiquetado hace un par de años, en noviembre de 2018. Pero ahora podemos encontrarlo más veces porque el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social va a ponerlo en marcha en el primer cuatrimestre de 2021. Es decir, en este cuatrimestre.
La Agencia Española de Seguridad alimentaria y Nutrición (AESAN) explicó en un comunicado que el etiquetado Nutriscore es voluntario para las empresas que decidan instalarlo en su empaquetado, a espera de que la normativa europea decrete su obligatoriedad.
También describía en dicho comunicado que la implantación de este controvertido modelo de etiquetado irá acompañada de campañas de formación e información a los consumidores. Además de reforzar el Código PAOS, un sistema de regulación de la publicidad de alimentos destinada principalmente a menores de 12 años.
Dos de las principales reformas que la AESAN propone de forma simultánea a la implantación de Nutriscore son: prohibir la publicidad de alimentos que Nutriscore señale con color rojo, y la prohibición de personas famosas y personajes animados para promocionar estos alimentos no saludables.
En otros países ya está funcionando
Francia lleva utilizando este sistema desde 2017, y se han ido sumando otros países como Alemania, Holanda y Bélgica desde entonces. España está en proceso de comenzar a utilizarlo, como hemos comentado, en este primer cuatrimestre de 2021.
¿Por qué existe tanta controversia?
Desde su anuncio hace un par de años comenzaron a aparecer imágenes donde se comparaban diferentes alimentos, según su calificación en Nutriscore. Un ejemplo es el siguiente tuit que compara el jamón ibérico con una hamburguesa vegetal empaquetada.
Nutriscore:
— sinAzucar.org - Antonio Rodríguez (@SinAzucarOrg) February 18, 2021
Jamón Ibérico vs Hamburguesa vegetal. pic.twitter.com/WaWp6uqYSB
También podemos encontrar por las redes sociales otros muchos mensajes en los que, un refresco sin azúcar tiene una clasificación “B” y un color verde, mientras que un aceite de oliva tiene la calificación “D” y un color naranja. O este otro tuit donde los cereales azucarados para el desayuno tienen una calificación “A” o "B", frente a la calificación “D” del aceite de oliva.
Nutriscore Desayunos.
— sinAzucar.org - Antonio Rodríguez (@SinAzucarOrg) February 18, 2021
La industria se aprovecha del algoritmo para promocionar sus cereales poco saludables frente a una tostada con aceite de oliva.
¿Compartes? pic.twitter.com/RtYwxCezyI
Existen otras muchas comparativas que han llevado a los usuarios a poner en entredicho la funcionabilidad del nuevo modelo de etiquetado. Más aún cuando son las mismas marcas comerciales las que aprovechan ese desconcierto para posicionar sus productos.
Nestlé es un ejemplo de como pueden aprovechar Nutriscore a su favor las diferentes marcas. En el pasillo de los cereales muestra en grande y bien visible un cartel donde expone que sus cereales tienen una clasificación "A" y "B", ambas de color verde. Y no miente, pero puede llevar a confusión.
Una persona que pasee por el supermercado en busca de un desayuno saludable, basándose en Nutriscore, elegirá desayunar cereales azucarados en lugar de una tostada de pan integral con jamón ibérico y aceite de oliva.
Por estas razones existen grupos de científicos que se oponen a la implantación de Nutriscore. Pero siempre es recomendable leer todos los posicionamientos, y existen otros artículos que explican la utilidad de Nutriscore siempre que sepamos sus muchas limitaciones y como utilizarlo.
Nutriscore tiene que mejorar en muchos sentidos, y no ponerse en marcha hasta que no estén solucionados. Pero nosotros, los consumidores, debemos aprender a manejarla para cuando la encontremos en el supermercado. Para ello es imprescindible entender donde se encuentran los errores principales y saber corregirlos.
¿Cuáles son los errores principales de Nutriscore?
Hay tres aspectos principales que Nutriscore debe mejorar. Si nosotros como consumidores, aprendemos a manejarlos, el nuevo modelo de etiquetado quizá podrá sernos algo útil y eficaz.
Los alimentos de un solo ingrediente deben etiquetarse de forma especial, o no etiquetarse.
El primer gran error es etiquetar con Nutriscore alimentos de un solo ingrediente. Alimentos como leche, huevos, carne y pescados de calidad, legumbres y aceite de oliva, entre otros, son complejos de calificar y de compararse con otros.
El ejemplo del aceite de oliva es el que más ha sido comentado por diferentes medios. Este alimento cuenta con una inmensa cantidad de propiedades saludables, pero el etiquetado Nutriscore dice todo lo contrario.
La explicación es que está compuesto en su totalidad por grasa, y además es muy calórico. Eso hace que el algoritmo lo acerque a una mala calificación. Es por ello que hace un par de semanas el ministro de Consumo comunicó que el aceite de oliva quedará fuera de la clasificación de Nutriscore.
🍽 La intención del Ministerio de Consumo es que el aceite de oliva quede fuera de #NutriScore, ya que el algoritmo no recoge sus beneficios nutricionales.
— Secretaría General de Consumo y Juego (@consumogob) February 8, 2021
El ministro de Consumo, @agarzon, hoy en @CanalSur ⤵️ pic.twitter.com/ZIDldr778w
En España, cuna de jamón ibérico, también preocupa la mala calificación que Nutriscore establece para dicho alimento. Es por ello necesario, como dice el ministro de Consumo en el vídeo anterior, que se solucionen esos errores, o eliminar el uso de Nutriscore en los alimentos de un solo ingrediente.
La comparación debe ser entre alimentos de la misma categoría, no de categorías distintas.
Si comparamos los cereales del desayuno con el queso estamos cometiendo un error. Podemos comparar cereales del desayuno con otros cereales, las galletas integrales con galletas de chocolate, lasaña de salmón con lasaña de verdura, refrescos con zumos, aceite de girasol con aceite de oliva…
De esta forma, si nuestra elección es comprar cereales para el desayuno, sin entrar si son mejor o peor opción que otros alimentos, podemos comparar entre los diferentes tipos de cereales. De esa forma podremos decantarnos por unos cereales con calificación “A” y color verde, y descartar aquellos que muestren una calificación “E” y color rojo.
El siguiente tuit muestra a una usuaria comentando este apartado, apoyándose en una imagen, a la vez que podemos intuir el revuelo que se ha generado en las redes sociales por este nuevo modelo de etiquetado.
Pero no es tan fácil porque hay otros muchos detalles a pulir, aun comparando alimentos de la misma categoría. Uno, de los varios casos que hay, es la comparación de la leche entera con la leche desnatada.
Nutriscore dará mejor puntuación a la leche desnatada al disminuir las calorías y la grasa saturada. Sin embargo la leche entera es un alimento más completo y saludable que la leche desnatada, a la cuál le han añadido azúcares y han eliminado las vitaminas presentes en la grasa saturada de la leche entera.
La lista podría seguir comparando quesos lights con quesos naturales, por ejemplo, y un sinfín de alimentos. Es por eso que, aunque puede ser mejor comparar los alimentos por categorías, aun faltarían muchos matices que pulir.
No incluyen los aditivos alimentarios ni el grado de transformación del alimento en el algoritmo
Hemos visto anteriormente como una hamburguesa vegetal era calificada con la letra "A" y color verde. Quizá si tenemos en cuenta los aditivos alimentarios en ese caso, la calificación empeoraría.
Otros alimentos empaquetados, como por ejemplo el fiambre de pavo, cuentan también con una buena calificación en Nutriscore, a pesar de sus aditivos y la transformación de dicho alimento desde el mismo pavo en sí.
Nuestro Nutriscore casero
Nutriscore va a comenzar a utilizarse en muy poco tiempo. Ya hemos visto como las marcas pueden aprovecharlo a la vez que crece el desconcierto de los consumidores.
La mejor estrategia para elegir los alimentos que echamos a nuestra cesta, basándonos en Nutriscore, es tener en cuenta los tres siguientes apartados:
- Esperar a que Nutriscore arregle sus errores y no prestarle excesiva atención hasta entonces.
- Una campaña por parte del Ministerio de Consumo para que el consumidor aprenda sobre el uso correcta de este modelo de etiquetado.
- El uso de nuestro "Nutriscore casero" mezclado con el sentido común.
¿Qué envuelve al alimento?
La naturaleza envuelve alimentos por nosotros. Un pistacho, una nuez, un huevo, una fruta, una verdura, etc. vienen envueltos por su propia cáscara. Si vamos a un mercado podemos pedir un kilo de berenjenas apiladas en una caja. ¿Puedes pedir un kilo de donuts? por pedir... se puede, pero te mirarían raro.
Si el alimento viene envuelto en su propia cáscara, o como las legumbres, los cereales integrales, etc. no tienen envoltorio (más allá del plástico que puede empaquetarlos) es una calificación "A". Si viene en una caja de cartón, en paquetes pequeños de colores, etc. se alejará de esa "A".
¿Puedes cazarlo, pescarlo o recolectarlo?
Si el alimento que coges podrías haberlo cazado, pescado o recogido del campo tu mismo, es una "A". Cuanto más se aleje de eso que tu mismo podrías haber conseguido con tus propias manos de la naturaleza, más se acercará a la "E".
El alimento no tiene etiqueta porque no está envuelto, y si la tiene solo se muestra un ingrediente.
Una naranja está compuesta de una naranja, un salmón está compuesto de un salmón, el ingrediente de una aceituna es una aceituna. En esos casos de ejemplo, los tres alimentos se compran sin etiqueta porque no la necesitan. Aunque pueden comprarse también empaquetados.
Cuando compramos un paquete de arroz y nos vamos a la lista de ingredientes vemos que está compuesto de arroz. Las almendras peladas naturales están compuestas de almendras. Por supuesto que existen muchos matices.
Puedes pensar: un cocido casero tiene garbanzos, patatas, carne... Cada una de esas partes que lo componen son un alimento de verdad. Si compramos un cocido procesado, o cualquier alimento ultraprocesado, en la etiqueta puedes ver letras raras, y cosas que ni te suenan, por lo que tu Nutriscore casero debe decirte que se aleja mucho de la calificación "A".
El alimento que tienes entre las manos, ¿Cuánto tiempo hace que existe?
La revolución agrícola, situada sobre el año 10.000 antes de Cristo, originó la recolecta de cereales y legumbres, además de la crianza de animales. Desde entonces existe el arroz, los garbanzos, la leche, la carne y una larga lista de alimentos.
Desde antes de esa revolución agrícola existían plantas y frutas. Eran muy diferentes a las actuales, pero ese grupo de alimentos ya eran consumidos hace más de 12.000 años.
¿Cuántos años tienen los cereales con chocolate que desayunamos, las galletas oreo, las pizzas prefabricadas, y la mayoría de alimentos de las estanterías del supermercado?
En Vitónica | El Ministerio Consumo anuncia que el aceite de oliva no llevará el etiquetado Nutriscore
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