El aceite de coco se puso de moda hace unos años por su sabor exótico y porque comenzaron a destacarse propiedades que a nivel científico no se han podido contrastar. Además, el aceite de coco quedaba muy guay en Instagram y como ingrediente en las recetas. Marián García, conocida como Boticaria García, habla sobre este tipo de aceite para saber si realmente tiene todas esas propiedades que se han ido asociando.
El aceite de coco tiene muy buena prensa, ¿pero le apoya la evidencia científica?
El aceite de coco no es mejor que la joya de la dieta mediterránea: el aceite de oliva virgen extra. La ciencia ha demostrado que reducir la ingesta de ácidos grasos saturados, como es el caso del 82% del aceite de coco, disminuye el riesgo cardiovascular.
No hay que demonizar los ácidos grasos saturados, pero sí hay que destacar por encima de ellos los ácidos grasos insaturados, como es el caso del aceite de oliva, los frutos secos o las semillas. Las recomendaciones generales se posicionan explicando que el aceite de coco no se asocia con beneficios para la salud, mientras que el AOVE sí tiene evidencia aplastante sobre son ventajas.
Boticaria García destaca en su libro "El jamón de York no existe: La guía para comprar saludable y descubrir los secretos del supermercado" que hay países que basan su dieta en el aceite de coco y no tienen rastro de enfermedades cardiovasculares.
Sin embargo, cuando se mira la dieta saludable de esos países (Filipinas, Indonesia...) se comprueba que los alimentos más consumidos son los vegetales, las frutas y pescados. Esto nos indica que un alimento por sí mismo no determina la calidad de la dieta, sino el conjunto de todos ellos.
Mensaje para llevar a la cocina
Marián García concluye que el aceite de coco es una alternativa gastronómica muy interesante para determinados platos, pero no tiene sentido sustituir nuestro gran aceite de oliva virgen extra por el aceite de coco o cualquier otro. Además, en la cuenca del Mediterráneo contamos con más olivos que cocoteros, por lo que también cuidaremos de la salud y sostenibilidad del planeta.
Referencias bibliográficas
Eyres, L., Eyres, M. F., Chisholm, A., & Brown, R. C. (2016). Coconut oil consumption and cardiovascular risk factors in humans. Nutrition reviews, 74(4), 267–280. https://doi.org/10.1093/nutrit/nuw002
Sacks, F. M., Lichtenstein, A. H., Wu, J. H. Y., Appel, L. J., Creager, M. A., Kris-Etherton, P. M., Miller, M., Rimm, E. B., Rudel, L. L., Robinson, J. G., Stone, N. J., Van Horn, L. V., & American Heart Association (2017). Dietary Fats and Cardiovascular Disease: A Presidential Advisory From the American Heart Association. Circulation, 136(3), e1–e23. https://doi.org/10.1161/CIR.0000000000000510
Astrup, A., Magkos, F., Bier, D. M., Brenna, J. T., de Oliveira Otto, M. C., Hill, J. O., King, J. C., Mente, A., Ordovas, J. M., Volek, J. S., Yusuf, S., & Krauss, R. M. (2020). Saturated Fats and Health: A Reassessment and Proposal for Food-Based Recommendations: JACC State-of-the-Art Review. Journal of the American College of Cardiology, 76(7), 844–857. https://doi.org/10.1016/j.jacc.2020.05.077
Ver 1 comentarios