Los alimentos lights, 0% materia grasa, enriquecidos.... y otros muchos triunfan en las estanterías de los supermercados, aun sabiendo que realmente no son saludables. ¿Por qué seguimos comprando este tipo de alimentos cuando sabemos lo que realmente es natural y saludable y lo que no lo es? La industria alimentaria es la punta del iceberg de los intereses económicos y personales que hay detrás de estos productos. Boticaria García habla sobre ello en uno de sus libros para hacernos ver por qué triunfan los alimentos que no son saludables.
Triángulo de la farsa nutricional: por el interés te quiero Andrés
Marián García, conocida como Boticaria García, cuenta en uno de sus libros por qué triunfan los alimentos que no son saludables y nos la cuelan haciéndonos creer que sí lo son. La razón principal se puede resumir en una única palabra: interés.
Las publicaciones científicas de alto impacto en las que se basan los avances médicos, tecnológicos y de cualquier ámbito cuentan al final del texto con un apartado de conflicto de intereses. En dicho apartado, los investigadores están obligados a exponer si el artículo ha sido financiado o tiene algún tipo de conflicto de interés que podría afectar a las conclusiones.
Estos conflictos de intereses podríamos verlos si una marca de bebidas energéticas como Red Bull financiase un artículo para ver los efectos de dicha bebida en la salud. También puede haber conflictos de intereses en esos cosméticos que publicitan como testados científicamente.
"Es difícil hacer que un hombre entienda algo, cuando su salario depende de que no lo entienda"
El interés es el pilar fundamental por el que se sustenta la venta cada vez mayor de productos no saludables. Podemos llegar a pensar que el único que tiene interés en vender productos no saludables es la marca que los fabrica, pero hay muchos más intereses, incluyendo los de la persona que los compra.
Boticaria García explica ese interés que hace se vendan los productos no saludables desde tres picos de un triángulo. En cada uno de ellos hay un grupo de personas que se ven recompensadas, de una manera u otra, por comprar y vender alimentos que se comercializan como saludables cuando no lo son, o directamente alimentos que sabemos que no son saludables.
Uno de los picos del triángulo es el vendedor que gana dinero con estos productos. Esta cadena es tremendamente extensa, ya que parte de las fábricas del producto, los transportistas y los comercios. Si estos productos dejaran de comercializarse, caerían en picado muchos eslabones de la cadena, por lo que hay mucha gente que tiene interés en que eso no ocurra.
El segundo pico del triángulo son los creadores de contenido que son como gurús alimentarios que dicen a la gente lo que quiere oír para ganar "likes" y posicionamiento. Si lo piensas por un momento, ¿quién será mejor acogido por el público, una persona que diga que el brócoli es bueno para tu tensión arterial u otra persona que exponga que unas galletas te ayudarán a bajar el colesterol?
El tercer pico lo conformamos todos aquellos consumidores que pasamos por el aro de los vendedores y de los gurús. Nadie nos vende que las fresas son buenas para las enfermedades cardiovasculares, así que nos las tomamos sin más. Sin embargo, ¿cuántas veces has escuchado que el vino es bueno para el corazón?
Si te gusta el vino, y además escuchas que es bueno para el corazón, tu conciencia estará muy tranquila al tomártelo. Una forma de acallar la conciencia es escuchar que algo no es tan malo para la salud, o rizando el rizo, que es incluso bueno. Como puedes ver, el interés de la venta de ciertos productos no saludables gana por goleada a la minoría que lucha por hacer entender lo que nadie quiere escuchar.
Imágenes | Nick Mayer (Pexels), Pxhere (Creative Commons CC0), Boticaria García (Instagram)
