Una razón más por la cual el alcohol puede incentivar el aumento de peso

Una razón más por la cual el alcohol puede incentivar el aumento de peso
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El alcohol no sólo es fuente de calorías que no sacian porque se ingresan al organismo en un medio líquido, sino también, limita la oxidación de grasas en el cuerpo. Pero he aquí una razón más por la cual el alcohol puede incentivar el aumento de peso:

Más alcohol, más hambre y apetito

El consumo de alcohol puede modificar hormonas que regulan el hambre y el apetito e incentivar el consumo de alimentos, tal como ha sido demostrado en un estudio publicado en Physiology & Behavior.

Estos resultados coinciden con las conclusiones de un análisis publicado en 2011, donde se confirma que la ingesta de alcohol reduce los niveles de leptina que produce saciedad e incrementa la producción de grelina y neuropéptido Y que señalizan el hambre y apetito.

Además, estas hormonas no sólo influyen en nuestros deseos de comer sino también, en el metabolismo pudiendo reducir el gasto calórico cuando se ingiere alcohol al mismo tiempo que se incrementan señales de hambre y apetito.

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Por otro lado, una investigación realizada por científicos de Estocolmo, indica que los niveles de leptina (hormona que produce saciedad) sólo se reducen ante el alcohol cuando este es consumido de noche, ya que su ingesta por la mañana no ocasionó tal efecto sobre la hormona que reduce el hambre.

Estos estudios indican que el uso de alcohol como aperitivo tiene una razón: estimula el apetito. Pero también debemos ver su lado oscuro, ya que el mayor hambre y apetito asociado al consumo de alcohol puede ser una razón más por la que su ingesta promueve el aumento de peso.

Por todo esto su consumo diario, aunque sea en cantidades pequeñas, no es tan aconsejable como pensamos. ¿Será momento de considerar el alcohol como un factor causante más en el desarrollo de obesidad?

Bibliografía consultada | Physiology & Behavior, Volume 74, Issue 3, October 2001, Pages 283–289; Nutr Hosp. 2011;26(4):926, DOI:10.3305/nh.2011.26.4.4909; y Clin Endocrinol (Oxf). 2001 Nov;55(5):639-47.
Imagen | iStock

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