Los derivados de la leche como pueden ser el yogur, el skyr, el kéfir o el queso fresco batido son excelentes fuentes de proteínas de alto valor biológico para el organismo. Sin embargo, no todos ellos ofrecen este nutriente en iguales proporciones; por eso, te mostramos cuál es la opción con más proteínas.
Yogur, derivado de la fermentación de la leche
El yogur es derivado de la fermentación láctea debido a la acción de bacterias vivas cómo son los probióticos. Aunque éstos microorganismos no siempre están presentes en el yogur debido al proceso de pasteurización que muchos conllevan.
A los fines prácticos utilizaremos yogur natural sin añadidos para estimar un contenido proteico de alrededor de 3,5% muy semejante a lo que aporta la leche que le da origen.
Encontramos en el mercado yogures desnatados con muy bajo contenido graso y yogures enteros cuyo aporte de lípidos es semejante al de proteínas por cada 100 gramos.
Queso batido, queso fresco con más proteínas que un yogur
Se obtiene del cuajo de la leche en la cual se concentran proteínas debido a que se separa la mayor porción acuosa o suero de la leche tras la acidificación de la misma.
Su contenido proteico es variable, pudiendo encontrar entre 8 y 18% de proteínas en los mismos, siendo los más ligeros y acuosos los menos proteicos.
Es fuente de caseína, una proteína de alto valor biológico que nuestro organismo puede aprovechar al máximo.
Skyr, como un yogur pero constituye un queso fresco
El skyr es un lácteo típico islandés que se consume como un yogur y que tiene la consistencia similar al mismo, pero que se clasifica como queso fresco.
A diferencia de un queso tradicional en donde el cuajo se obtiene mediante la acidificación de la leche, en este caso la leche se fermenta con el añadido de skyr que posee bacterias vivas o probióticos y permiten la separación del cuajo de la leche.
Contiene alrededor de un 13% de proteínas y dado que se elabora con leche desnatada constituye un alimento muy magro con un poco más de 0 gramos de grasas por cada 100 gramos.
Kéfir de leche, proteínas dependiendo de la leche que le da origen
El kéfir es producto derivado de la fermentación de la leche o del agua, en este caso nos referimos al kéfir de leche que resulta fuente de proteínas en cantidades variables, ya que depende de la leche que le da origen.
Así, un kéfir creado a partir de leche de vaca es muy similar en términos nutricionales a la leche en sí, pero con probióticos añadidos. Y ofrece en promedio un 3% de proteínas en su interior.
Podemos emplear kéfir en reemplazo de un yogur natural o bien de un queso fresco si empleamos sus granulos sin batir.
Skyr, la opción con más proteínas y menos grasas
Aunque todas las alternativas analizadas son buenas fuentes de proteínas de alto valor biológico para nuestro organismo, si buscamos proteínas magras sin duda, el skyr es la mejor alternativa para incorporar a la dieta habitual.
No obstante, dependiendo de la variedad, un queso fresco batido puede ofrecer más proteínas, pero también más grasas saturadas, sodio y colesterol.
El yogur y el kéfir de leche son las opciones con menor aporte proteico, pero no por eso menos valiosas para el organismo, pues resultan más ligeras y podemos así, consumir mayores proporciones.
Entonces, si buscamos sumar un considerable aporte de proteínas, el skyr es un derivado lácteo que recomendamos emplear para lograrlo y en segundo lugar, el queso fresco batido.
Ambas opciones pueden formar parte de pastelitos sin azúcar, postres, aperitivos, smoothies bowl, salsas u otros platos, para sumar proteínas de calidad a la dieta habitual.
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