El peso y el índice de masa corporal (IMC), son los parámetros más usados para valorar nuestro estado de salud y forma física, y aunque son los que más fácilmente debemos obtener, no dicen todo acerca de nuestro organismo, por ello, ¿qué indicadores debemos tener en cuenta más allá del peso y el IMC?
IMC, ¿realmente efectivo?
El IMC resulta de la relación entre el peso y la talla y es el indicador ampliamente usado para definir la presencia de sobrepeso, obesidad, bajo peso o desnutrición. Sin embargo, sólo se basa en estos dos aspectos de nuestro cuerpo (peso y altura) por lo que, muchos cuestionan su utilidad debido a que la composición corporal también es importante.
Su fácil cálculo y medición aun fundamentan su uso en diferentes investigaciones así como en el consultorio profesional y un estudio reciente ha mostrado que resulta un buen indicador de riesgo cardiovascular.
No obstante, investigaciones previas concluyeron que, aun con un IMC normal, podemos tener alto riesgo para la salud si tenemos exceso de grasa, un aspecto que escapa a la medición del índice de masa corporal.
Asimismo, en deportistas puede arrojar datos erróneos, pues un exceso de masa muscular puede indicar la presencia de sobrepeso u obesidad cuando en realidad, se trata de un organismo pobre en grasa y muy sano.
Entonces, aunque tener en cuenta el peso en relación a la talla siempre es importante porque un sobrepeso puede también tener un impacto nocivo más allá de lo metabólico, el IMC y el peso cobran más importancia si se acompañan de otros factores. Es decir, otros indicadores también deben contemplarse si buscamos obtener una valoración fiable de nuestro estado de salud.
¿Qué otros indicadores tener en cuenta?
Dada las falencias en las que podemos caer si sólo contemplamos el IMC y el peso como indicadores de nuestra salud, siempre es aconsejable tener en cuenta otros parámetros, tales como:
- Circunferencia de cintura: se ha probado que se trata de un buen predictor de enfermedades cardiovasculares, es fácil de medir y correlaciona bien con grasa en la región abdominal o visceral que es la más nociva para el organismo.
- Índice de cintura- altura: dado que personas más altas pueden tener cinturas más anchas a causa de su mayor contextura física, éste índice que relaciona cintura y altura puede ser de utilidad para evaluar el riesgo cardiovascular.
- Porcentaje de grasa corporal: puede estimarse mediante bioimpedancia, fórmulas o pliegues cutáneos de diferentes partes del cuerpo y junto a los indicadores anteriores nos permite saber más acerca de la composición corporal.
- Datos bioquímicos: conocer además de nuestro peso y la composición corporal datos como los niveles de glucosa, de lípidos y ciertas hormonas en sangre puede ser de mucha ayuda para completar la valoración sobre nuestro estado de salud.
- Presión arterial y ritmo cardíaco: son de fácil medición y pueden darnos una idea acerca de nuestro estado cardiovascular general. El ritmo cardíaco puede indicarnos además la presencia de estrés o de alteraciones vasculares, de allí la importancia de considerar estos indicadores si deseamos conocer con mayor precisión nuestra condición física y de salud general.
Por supuesto, el IMC y el peso siguen siendo parámetros a considerar, pero podemos obtener una valoración mucho más acertada y completa si además de esos indicadores, consideramos otros aspectos de nuestra salud tales como la composición corporal y el funcionamiento metabólico o interno de nuestro organismo.
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