La mayoría de corredores utilizamos un pulsómetro para controlar nuestro estado real a lo largo de la carrera. Es un aparato que nos puede ofrecer infinidad de posibilidades y beneficios a la hora de establecer un control sobre el desarrollo de la actividad, pero existen muchos malos usos que no debemos pasar por alto para aprender a utilizar a la perfección el pulsómetro.
Es cierto que si nos decidimos a salir a correr debemos echar mano de un pulsómetro, pues será nuestro mejor compañero al mantenernos informados en todo momento de nuestro estado simplemente con comprobar las pulsaciones que estamos teniendo. Pero en muchos casos el pulsómetro puede ser mal usado y en vez de ayudarnos, acabar siendo un estorbo que nos dará más quebraderos de cabeza. Por ello es importante que recapacitemos y seamos coherentes a la hora de usarlo.
Antes de nada debemos tener presente cuáles son los beneficios que nos ofrece el medidor de pulsaciones. Entre ellas destacar que es la mejor manera de controlar la recuperación del cuerpo a la hora de hacer ejercicio. Sobre todo hay que destacar lo importante que es el pulsómetro para determinar el grado de respuesta del cuerpo cuando nos estamos recuperando entre series o después de realizar una carrera de alta intensidad. Es el mejor indicador y el más fiable, pues muestra las pulsaciones reales que estamos teniendo en ese momento.
El pulsómetro nos permite controlar de forma constante el pulso que estamos teniendo. Es una herramienta mediante la cual en todo momento sabremos cuales son las pulsaciones que estamos teniendo. Además es un indicador cien por cien fiable, ya que nos mostrará en tiempo real y al momento la cantidad de pulsaciones. Lo mejor de todo es que podemos controlar las pulsaciones cuando queramos. Estos datos nos facilitan el control de los entrenadores sobre los atletas, y nosotros mismos.
Un punto importante que no debemos olvidar y que nos facilita el pulsómetro es el control en la evolución de los entrenamientos. Saber en cada momento el número de pulsaciones nos dejará claro el grado de desarrollo que estamos adoptando en los entrenamientos que realizamos.
Pero en muchas ocasiones no le damos un buen uso al pulsómetro. Se nos olvida que es un controlador del pulso, pero en ningún caso debe ser un programador de la actividad, es decir, muchas personas estipulan un tope de pulsaciones hasta donde llegar, y controlan el número de las mismas sin tener en cuenta que no nos debemos mover de esta manera, ya que existen muchos factores externos como el terreno, la climatología o internos como el cansancio, la motivación... que hacen que esas pulsaciones pre-establecidas por el pulsómetro no se respeten.
No podemos limitar nuestra actividad a las pulsaciones fijadas previamente en el pulsómetro, ya que estamos en constante evolución, y por ello éstas cambian con frecuencia. Por ello debemos mentalizarnos de que el uso del pulsómetro debe ser meramente informativo para controlar nuestro estado, nunca tiene que representar una meta ni un estándar para seguir un tipo u otro de entrenamiento.
Vía | Runners Imagen | iwanbeijes
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