Hay ciertas épocas del año en las que empezamos a ver cosas sobre dietas por todas partes. Habitualmente son después de Navidad y antes y después del verano. Por ello, ahora que ya estamos en junio, no es de extrañar que estemos siendo bombardeados con información, artículos y noticias sobre dietas milagro.
La cuestión de este tipo de dietas estacionales es que nunca se centran en la salud y, de hecho, pueden llegar a perjudicarla. La pérdida de peso que viene de las dietas milagro que tienen un principio y un fin ya determinado, es puntual, poco seguro, nada saludable y causante de un gran efecto rebote.
La pérdida de peso debería ser consecuencia y no fin de una alimentación saludable
La realidad es que, como ya nos han comentado en otras ocasiones nutricionistas como Juan Revenga, las dietas engordan. Tal y como el mismo indicaba: "Cuántos más periodos de dieta hace la gente, más engorda". Y el problema estaba, precisamente, en que vemos nuestra alimentación como una manera de ganar o perder peso y no como una de las variables principales - y controlables - de nuestra salud.
Cuando nos hablan de alimentación es para hablarnos de nuestro peso corporal. Y es que, como sociedad, seguimos muy centrados en la importancia de nuestro peso y de estar delgados. El mercado y las empresas lo saben y nos venden con una gran cantidad de marketing dietas que prometen resultados milagrosos y rápidos: estar delgados en poco tiempo y sin esfuerzos.
Sin embargo, como también nos indicaba otro nutricionista, Daniel Ursúa, hace unos meses: "si este tipo de dietas (las milagrosas) funcionasen todos los médicos, nutricionistas, etc. la recetarían, estaría extremadamente extendida y no habría obesidad. Si no es así es porque todas estas dietas fallan en el medio largo plazo".
El peso corporal es la consecuencia de la genética y de los hábitos de vida que hemos creado. Entre estos hábitos se encuentran cuánto nos movamos en nuestro día a día, si hacemos deporte o no, nuestros hábitos de sueño, si fumamos o consumimos alcohol y, por supuesto, nuestra alimentación. Perder peso o mantener un peso saludable, para nosotros, es consecuencia directa de tener unos hábitos y una alimentación sanos.
Cuando el peso es el foco de nuestra alimentación, no pensamos en la salud. Es más, podemos llegar a ponerla en riesgo. Sin embargo, cuando nos alimentamos buscando cuidar nuestra salud y tenemos un estilo de vida igualmente saludable, obtendremos el peso que nos corresponda. El que sea adecuado para nosotros dentro de nuestra salud y no el que nos marcan otros que debe ser nuestro peso, tal y cómo también nos señalaba Juan Revenga.
Además, la ventaja es que, cuando incorporamos esos hábitos saludables a nuestra vida para siempre, el peso obtenido también será para siempre. Nunca más tendremos que preocuparnos de cuánto pesamos o no pesamos.
Cambios de hábitos saludables que nos harán adelgazar y conseguir nuestro peso adecuado sin dietas
Aumentar el consumo de vegetales y frutas
La base de cualquier alimentación saludable es que los vegetales y las frutas sean el principal pilar de la alimentación. No solo se trata de aumentar el consumo de estos alimentos, sino consumirlos en sustitución de otros menos saludables.
Los productos de origen vegetal no solo nos aportan todos los nutrientes que necesitamos para cuidarnos y mantenernos sanos, sino que son alimentos que tienden a tener menos calorías.
Agua como bebida de elección
Un estilo de vida saludable pasa por consumir la cantidad de agua suficiente y no solo eso, sino que el agua sea nuestra bebida de elección. Es decir, lo ideal es evitar bebidas azucaradas, zumos, alcohol y otras bebidas poco saludables y sustituirlas por agua o por bebidas con base de agua.
No solo es lo más saludable para nosotros, sino que el consumo de agua adecuado se ha asociado con menor peso corporal.
Alejarnos de ultraprocesados, azúcares añadidos y grasas saturadas
Conseguir una alimentación saludable y un estilo de vida sano pasa por alejarnos de los alimentos ultraprocesados, así como de los azúcares añadidos y las grasas saturadas. Lo más recomendable es intentar consumir más alimentos y menos "productos".
Ser más activos en el día a día
A veces centramos toda nuestra actividad diaria en la realización de deporte. Sin embargo, un estilo de vida saludable, que nos ayude a mantener nuestro peso adecuado, será uno en el que seamos más activos en nuestro día a día y nos movamos más.
Ya sea elegir las escaleras en vez del ascensor, ir caminando a los recados, coger la bicicleta para ir al trabajo o hacer actividades de ocio que impliquen movimiento. A la larga influirá de manera sorprendente en nuestra salud. Por supuesto, hacer deporte y ejercicio físico de manera habitual, como parte de nuestra rutina y de manera constante.
Dormir y descansar bien
El descanso y el sueño es parte necesaria de un estilo de vida saludable. Y no solo, sino que tiene más relación con el peso corporal de lo que podemos imaginar. Dormir bien mejora la tolerancia que tenemos a la glucosa, pero también ayuda a estabilizar hormonas relacionadas con el peso. Además, cuando dormimos menos horas tendemos a comer más.
Reduce o elimina el consumo de alcohol y tabaco
Tanto el consumo de alcohol como el de tabaco están relacionados con una peor calidad de vida y problemas de salud. Pero es que, además, ambas están relacionadas con un aumento de peso. Evitar su consumo tanto como podamos nos ayudará a cuidarnos por dentro y a reducir los factores de riesgo que tenemos de sufrir algunas enfermedades. Pero, como consecuencia, también nos permitirá cuidar nuestro peso corporal.
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