En nuestros esfuerzos por mantenernos más sanos y por adelgazar, intentamos comer de manera más saludable, mantener una dieta de buenos hábitos y comer lo mejor que sabemos. En ocasiones por muy sano que comamos no conseguimos adelgazar. Y para mayor rabia, cualquiera que haya estado a dieta sabe que, a veces, pasamos mucha hambre. Quizás demasiada. Y es que, según algunas investigaciones, el hambre puede no deberse a la falta de comida, sino a la percepción que tenemos de la comida sana.
Percepción de la comida sana
Parece una broma pesada del universo pero, aparentemente, nosotros mismos nos podríamos estar poniendo más difícil el adelgazamiento de lo que realmente es. Y todo por culpa de la percepción.
Según algunas investigaciones, el simple hecho de creer que un alimento es sano, o percibirlo como tal, hace que nos sintamos menos llenos al comer dicho alimento. En una investigación llevada a cabo por Suher y su equipo encontraron que la gente que creía que estaba comiendo un alimento sano -aunque no lo fuera - se sentían menos llenos que las personas que comían el mismo alimento sin creer que era saludable.
Para realizar la investigación le dieron a un grupo de personas las mismas galletas para comer. A la mitad de dicho grupo le dijeron que la galleta era saludable, dado que tenía mucha proteína, fibra y vitaminas y a la otra mitad no. Cuarenta y cinco minutos después, las personas que habían comido la galleta creyendo que era saludable aseguraban tener más hambre que quienes no creían que la galleta fuera saludable.
Estos mismos investigadores encontraron que, cuando ofrecían a un grupo de personas comer tantas palomitas como quisieran, las personas a las que les habían dicho que eran palomitas saludables comían el doble que las personas que creían que eran palomitas normales. Esto es un problema, porque la percepción de que un alimento sea saludable no depende de que lo sea realmente, sino de que creamos que lo es.
Por ejemplo, la gente tiene a subestimar las calorías existentes en la comida de un restaurante si este asegura que es un restaurante healthy lo que hace que tengan más predisposición a elegir alimentos con muchas calorías. La diferencia es que no saben que las tiene.
Implicaciones
La mayor implicación de este fenómeno es que si percibimos un alimento como saludable -lo sea o no - no solo comeremos más, sino que nos sentiremos menos saciados. Lo que puede hacer nuestra meta de adelgazar mucho más difícil. Y no solo eso, sino que podría llegar a boicotearla por completo.
Otras de las implicaciones es que la industria alimentaria no es tonta y se las sabe todas. Especialmente en lo que a ultraprocesados se refiere. Por eso, como venimos diciendo, utilizan términos como light, bio, natural, etc., para hacer que percibamos sus productos como más saludables. La realidad es que las etiquetas de los ultraprocesados no son honestas y debemos ser conscientes de este hecho y de cómo nos puede afectar a la hora de elegir un producto.
La única manera de evitar el sesgo que tenemos es ser conscientes de lo que comemos, qué tipo de alimento es, si es comida real o ultraprocesada y la cantidad que es recomendable comer. Además, debemos prestar siempre atención a la información nutricional y los ingredientes de los alimentos que comemos.
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