Derecha o izquierda en política; Messi o Ronaldo en fútbol; ayuno intermitente o dieta continua en nutrición... Miremos donde miremos siempre encontramos una opción y su contraria, cuando realmente podríamos aprovechar ambas. El ayuno intermitente surgió hace ya muchos años como una herramienta prometedora para la pérdida de grasa, y lo es. ¿Debemos desechar la dieta de toda la vida? No, porque es igual de efectiva o más. Un nuevo estudio la sitúa por encima del ayuno intermitente como forma de perder peso a largo plazo.
Ayuno intermitente versus dieta de toda la vida
La frecuencia y el tamaño de las comidas fue un determinante más fuerte de la pérdida o ganancia de peso que el tiempo entre la primera y la última comida, según la reciente publicación de Journal of the American Heart Association.
Entonces, ¿dejamos de lado el ayuno intermitente? No, para nada. ¿Por qué elegir algo entre dos cosas cuando podemos quedarnos con ambas? En esta nueva investigación se evaluaron a casi 550 personas que registraron sus datos en diferentes sistemas de salud en Estados Unidos durante seis años.
Gracias a una aplicación, los sujetos del estudio anotaban las horas de ir a la cama, cuando comían y cuando se despertaban. Esos datos fueron obtenidos durante seis meses, y con ellos los investigadores conocían el tiempo que transcurría entre comidas, así como el tiempo que pasaba entre que se despertaban y desayunaban, o entre que cenaban y se acostaban.
El tiempo entre las comidas no es influyente en la pérdida de peso
Al cruzar todos los datos sobre los hábitos de alimentación en esos meses y los valores de peso a lo largo de seis años, comprobaron que el horario de las comidas no se asoció con el cambio de peso. Eso quiere decir que no importa si nos levantamos y desayunamos, o si ayunamos hasta medio día, o cualquier otra forma de ayuno intermitente que se nos ocurra.
De hecho, el citado estudió mostró lo contrario: aquellos que separaban más el desayuno o la cena obtuvieron peores datos en la pérdida de peso. Sin embargo, este estudio es observacional, es decir, analiza datos simplemente, pero no hace ninguna intervención. Además, puede que las personas que ayunaban más tiempo tuviese una peor organización en sus comidas. Por lo tanto, esta conclusión no sirve de nada sin leer el apartado siguiente.
El número de calorías es el factor determinante para la pérdida de peso
Los investigadores comprobaron con esos datos obtenidos que lo verdaderamente importante a la hora de perder peso es el número de calorías ingeridas, no el momento ni si se ayunaban más o menos horas. Por supuesto, siempre hay factores individuales de salud que pueden cambiar esa conclusión.
Si hablamos de salud, sí sabemos que hay momentos mejores y peores para comer determinados alimentos, pero eso es en el ámbito de salud, no en el de control de peso. Cenar muy tarde, e ingerir alimentos ricos en azúcares cerca de la hora de ir a la cama, puede ser menos saludable que hacer esa misma comida en las primeras horas del día.
Sin embargo, si nos centramos exclusivamente en la pérdida de peso, lo que va a determinarla es la cantidad de calorías que ingerimos y el número de calorías que nuestro cuerpo gasta para producir energía. En esa ecuación no afecta si esas calorías se consumen en seis comidas o en tres.
Preferencias y adherencia: las verdaderas variables para la pérdida de peso
Cada persona tiene un estilo de vida diferente que puede ir desde entrenar a las siete de la mañana, a entrenar las 21.30h de la noche, o a ser sedentaria. No se puede determinar un estrategia común a todas ellas, ya que nuestros relojes internos funcionan de forma distinta según esos hábitos.
Esa es la razón por la que debes elegir el horario de comidas y el número de las mismas que mejor se adapte a ti. ¿De qué sirve hacer algo perfecto si solamente lo haces una semana? Crea un pequeño déficit energético gastando más calorías de las que comes, y esa falta de calorías las aportarán los almacenes que tenemos en nuestro cuerpo.
¿Y ya está? Sí, pero no. La pérdida de peso es multifactorial y va mucho más allá de "comer menos y moverse más". Lo que sí está claro es que, ya sea con una dieta de toda la vida, o con ayuno intermitente, lo que funcionará es aquello que genere un déficit energético y sea sostenible a largo plazo.
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