Una dieta de adelgazamiento se caracteriza por la pérdida de peso de la persona que la está llevando a cabo. La mayoría de dietas que se inician suelen estar encaminadas a conseguir unas metas. Por lo general las personas que las llevan a cabo cuando consiguen tener el peso que deseaban retoman sus viejos y erróneos hábitos alimenticios volviendo a ganar el peso perdido e incluso más. Estas fluctuaciones en nuestro peso es lo que vamos a poner en el ojo del huracán, y es que pueden suponer toda una amenaza para la salud de nuestro corazón.
Cuando queremos perder peso con una dieta de adelgazamiento lo que intentamos es disminuir las reservas de grasa que tiene nuestro organismo. Acabar con ellas es lo primero que nuestro cuerpo lleva a cabo para conseguir energía y suplir la falta de ella, puesto que no la recibimos a través de los alimentos, puesto que al realizar una dieta lo primero que hacemos es reducir drásticamente la ingesta de calorías. Privar al organismo de energía hará que él mismo se abastezca de las reservas de grasas que teníamos acumuladas y que tan mal nos hacían para la salud. Pero aunque parezca mentira, el cuerpo no olvida, y esta situación hace que el organismo, a pesar de consumir grasa, cree un mecanismo por el cual tenderá a acumular reservasen cuanto reciba de nuevo el alimento necesario para poder apartarlas, y así prevenir y estar preparado para futuros episodios de necesidad. Mientras mantengamos la dieta o adaptemos nuestro hábitos de vida a una alimentación sana de por vida y actividad física la cosa irá sobre ruedas, el problema está cuando regresamos a nuestros viejos hábitos, algo que casi la mayoría de los que emprenden una dieta de adelgazamiento rápida hacen. Este paso hará que incrementemos la ingesta de calorías y por lo tanto al no gastar todas, el organismo volverá a acumular ese exceso en forma de grasa, pero en este caso lo hará aún con más fuerza, debido a que ha pasado un periodo de necesidad y con el fin de prevenir para futuros episodios de hambre, tenderá a acumular más cantidad de grasa que antes. Esto es lo que se conoce como dieta yo-yo, pero hasta el momento no se le había dado más importancia, aunque tiene mucha, puesto que representa un grave peligro para nuestra salud cardiaca, pues estas fluctuaciones ponen en peligro nuestro corazón. La forma de hacerlo es que cuando adelgazamos reducimos los niveles de grasa del organismo, algo que nos ayudará a la hora de mantener unas arterias en perfectas condiciones y con ellas el corazón. El problema está cuando ganamos peso y acumulamos de nuevo reservas de grasa mayores de las ya existentes. En este periodo el corazón se resiente, lo mismo que las arterias y todo el sistema circulatorio debido al exceso de grasa. Estas fluctuaciones a las que muchas personas someten a su sistema circulatorio representan un claro pulso a la salud del corazón, y es que alternar periodos de calma con otros de trabajo elevado representa un serio desgaste para el corazón, que puede verse dañado por tanto cambio y sufrir las consecuencias de nuestras subidas y bajadas de peso. Por eso lo ideal es acabar con el peso que nos sobra a través de hábitos alimenticios saludables que nos ayuden a mantenernos así y conservar un peso estable y con él una salud de oro.
Imagen | Arcelia
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