Hoy en día existe mucha información en lo referente a la alimentación y a los métodos que pueden ser útiles para perder peso.
El problema es que toda esta información no está individualizada, y mucha de ella no tiene por qué ser aplicable a tu caso concreto.
Esto, en otras palabras, significa que muchas de las prácticas que llevas a cabo con tu alimentación no tienen por qué ser adecuadas para ti, ya que toda esta información no tiene en cuenta tus particularidades.
Lo más importante a la hora de seguir una dieta
Hay un factor que es probablemente el más importante a la hora de perder peso; la adherencia a la dieta.
La adherencia es la viabilidad con la que somos capaces de llevar a cabo una dieta. Por ejemplo, si una dieta concreta te indica que tienes que consumir muchas manzanas, pero en tu país no se cultivan muchas manzanas, lo más probable es que se te haga imposible seguir esa dieta.
El resultado en ese caso, al haber una baja adherencia, será que no pierdas peso, que termines frustrándote, y que dejes de ver a las dietas como algo útil.
Por qué no funcionan las dietas pre-diseñadas
Aunque en el ejemplo anterior la adherencia dependía de un motivo ajeno a la propia persona, hay otros muchos motivos que la pueden limitar; el estatus socioeconómico, la cantidad de comidas, los alimentos incluidos, la complejidad de las preparaciones...
Por ello, aunque puedes encontrar muchas dietas online que funcionen durante un tiempo, lo más seguro es que termines dejándolas ya que al fin y al cabo no han sido diseñadas teniendo en cuenta tus necesidades y tus limitaciones.
Ese es uno de los motivos por los cuales muchas personas consiguen mejorar físicamente mucho más al acudir a un nutricionista que valore su caso particular, en vez de seguir dietas de internet que normalmente provocan efectos rebote en el largo plazo.
Es importante tener en cuenta todas las características que rodean a una persona pero también a su entorno, ya que de no hacerlo aumentará el riesgo de abandono.
La disponibilidad de alimentos, las posibles intolerancias y alergias, las preferencias y aversiones individuales, las prácticas religiosas o las variaciones genéticas son muchos factores que se deben considerar a la hora de hacer una dieta, y por ello es la dieta la que debe adaptarse a la persona y no al revés; esta debe ser individualizada.
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