Al momento de adelgazar las dietas de moda que se caracterizan por su carácter rígido y estricto pueden ocasionar graves consecuencias en nuestro organismo y no ser verdaderamente efectivas para bajar de peso a largo plazo. Por eso, una propuesta que cobra popularidad es la dieta flexible. Dejamos siete consejos para seguirla y perder peso con ella.
Qué es la dieta flexible
A diferencia de lo que muchos creen, la dieta flexible no implica comer lo que tengamos deseos en cantidades ilimitadas, sino que implica no erradicar ningún alimento de la dieta y en el marco de una alimentación variada, incluir alimentos placenteros.
Aunque en una dieta flexible deben primar alimentos nutritivos y un déficit calórico que nos permita adelgazar, siempre es posible degustar un postre apetecible aunque este no sea sin azúcar añadido y bajo en calorías.
Es decir, para que verdaderamente perdamos peso, es necesario que primen alimentos saludables y ligeros, pero también es admitido en una dieta flexible incluir dulces por ejemplo, u otros alimentos que nos apetezcan en cantidades (y raciones) limitadas.
Consejos para llevar a cabo la dieta flexible
Para que no caigamos en el error de excedernos consumiendo alimentos placenteros ni por el contrario, llevar una dieta que no es en absoluto flexible, dejamos los siguientes consejos para perder peso de forma saludable de la mano de la dieta flexible:
Evita llegar con mucho hambre a las comidas
Cuando hemos pasado muchas horas sin comer, es normal que nuestro cuerpo tenga niveles de hambres elevados y ante estos, hormonas como la grelina por ejemplo nos empuja a escoger alimentos placenteros, que eliminen el estrés y aporten muchas calorías fáciles de asimilar.
Así, terminamos consumiendo alimentos como bollos, snacks, chucherías, fiambres u otros que no son en absoluto saludables.
Entonces, para llevar una dieta flexible lo recomendable es fraccionar nuestra dieta, intentando evitar largas horas de ayuno.
Planifica tus comidas
Para no caer en la tentación de comer comida comprada o de desayunar un bollo y un café comercial porque no hay nada en casa para consumir, lo mejor es planificar las comidas de cada día, pensando aunque sea, con horas de antelación lo que comeremos en la próxima ingesta.
De esta forma, limitamos el número de comidas "placenteras" y poco sanas que incluimos en la dieta diaria.
Aprende a diferenciar hambre de apetito
En una dieta flexible, reconocer la diferencia entre la necesidad de comer o hambre y los deseos o el apetito resulta clave.
El primero se desarrolla cuando nuestro cuerpo no tiene energía y demanda combustible, mientras que el otro surge a pesar de que no tengamos la necesidad fisiológica de ingerir alimento, sólo por placer.
Si tenemos hambre podemos comer cualquier cosa y ello nos satisfacerá, por lo tanto en estos momentos recomendamos siempre optar por alimentos saludables, mientras que si tenemos apetito desearemos algo en concreto, específico, frecuentemente placentero y poco sano.
Entonces, lo más aconsejable es que limitemos las veces que ingerimos alimentos por apetito (sin eliminarlas por supuesto), y que la mayor parte de las veces que consumimos alimentos lo hagamos por hambre. Esto se traduce en una alimentación más instinstiva y ajustada a las necesidades del cuerpo.
Si te apetece un dulce, elige el que más te gusta y disfrútalo
Si reconocemos que tenemos apetito, deseamos por ejemplo un dulce y hace ya uno o más días que no consumimos nada poco sano o placenterno, quizá sea momento de responder a esta "tentación".
Así, si deseamos un dulce por ejemplo, intentemos especificar qué deseamos comer puntualmente, por ejemplo: un helado o un bollo de chocolate. Una vez especificado el alimento que deseamos, es recomendable comprar una unidad (no más) de aquello que vamos a ingerir. Por ejemplo, comprar un helado de los sabores que más nos agraden y no una tarrina completa o un kilo de helado.
Una vez con la unidad del alimento o plato que deseamos, es importante sentarnos a degustarlo, sin distracciones y disfrutando el mismo. Para ello, es recomendable comer despacio, prestar atención a lo que estamos comiendo y saborear cada bocado.
Sólo de esta forma lograremos calmar el apetito o deseos de comer ese "algo" que nos genera placer.
Crear un ambiente seguro
Recuperando el concepto que esbozamos antes, siempre es recomendable rodearnos de alimentos sanos, nutritivos y en lo posible, que nos ayuden a llevar una dieta ligera para adelgazar.
Si nuestra comida preferida son las patatas fritas de bolsa, debemos limitar su ingesta a ocasiones particulares como mencionamos en el caso anterior, por ello, mejor no tener grandes bolsas a nuestra disposición o a nuestro alcance todo el tiempo.
Un ambiente seguro es aquel que no pone en riesgo todo el tiempo nuestra dieta ni tampoco aquel que nos exige en demasía control "para no tentarnos".
Quizá en algún momento aprendamos a convivir con esta dieta flexible y en casa podemos estar rodeados de chucherías y snacks sin tener deseos de consumirlos (salvo de vez en cuando), pero por el momento lo aconsejable es colmar el refrigerador y nuestra despensa de alimentos saciantes y nutritivos.
Realizar ejercicio o actividad física regularmente
Una dieta flexible requiere autocontrol, autoconocimiento y se beneficia grandemente si tenemos bajos niveles de estrés. Por ello, es recomendable acompañar la misma de ejercicio o actividad física regular.
El ejercicio puede ayudarnos a controlar la cantidad que comemos, a sabernos capaces de limitar la ingesta de alimentos calóricos pero placenteros o bien, a retrasar su ingesta.
Asimismo, tendremos menos episodios de "apetito" o tentaciones si estamos menos estresados, por ello también siempre es bienvenido el ejercicio que además, fomenta el balance calórico negativo necesario para adelgazar.
Controla siempre las porciones
Así como es importante limitar la frecuencia de consumo de alimentos calóricos pero placenteros, también resulta fundamental no excedernos con otras preparaciones o alimentos saludables.
El control de las cantidades siempre es algo que lleva mucho tiempo y un buen consejo es comenzar por las porciones.
Sabemos que somos "completadores" y tendemos a comer todo lo que está frente a nosotros. Para ello, aconsejamos llevar la comida ya servida a la mesa, usar platos pequeños y nunca comer de un envase.
También sentarse siempre a la mesa a comer y hacerlo sin distracciones resulta de gran ayuda para tomar conciencia de las cantidades ingeridas.
Un último truco para controlar las porciones es masticar mucho cada bocado y comer despacio, para favorecer el desarrollo del proceso de saciedad y así, no ingerir más allá de la necesidad alimentos en cada comida.
Con estos consejos puedes lograr una dieta flexible que te ayude a adelgazar de forma saludable y sostenible en el tiempo.
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