En España nadie muere a consecuencia de una enfermedad de origen laboral según el Anuario de Estadísticas Laborales y de Asuntos Sociales publicado por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Sin embargo, los datos muestran una realidad diferente: el número de trabajadores muertos por enfermedades profesionales ha aumentado de 15.508 en 2006 a 16.115 en 2007 sobre todo por cánceres, y enfermedades del tipo cardiovascular y respiratorias.
Lo complicado de las enfermedades profesionales es que pueden producirse años después de la exposición al foco con lo que a veces es complicado demostrar que la enfermedad se ha producido por causas laborales.
El tratar a los enfermos profesionales como a enfermos comúnes impide que se reconozcan las causas que provocan la enfermedad y frenar así el foco emisor.
Muchas veces pensamos que estas enfermedades solo son graves cuando pueden provocar el fallecimiento del trabajador, pero muchas de ellas lo que consiguen es minar nuestra salud de manera poco visible. Dolores de espalda, hormigueo en las piernas, dolores de cabeza... son algunas de situaciones que sufrimos por no trabajar en un entorno adecuado y apropiado. Descansar cada cierto tiempo, hidratarse y moverse por nuestra oficina pueden evitar que el trabajo se convierta en un suplicio.
Para evitar este tipo de enfermedades, es también importante llevar una vida lo más sana posible, con una alimentación equilibrada, y ejercicio constante que nos refuerze las defensas.
Un poco de carrera continua, bicicleta o un partido con los amigos nos ayudarán a mantenernos en forma.