La obesidad es una de las plagas de nuestra sociedad, si hablamos principalmente de los países occidentales, donde el exceso de alimentos calóricos y el sedentarismo propician que el sobrepeso esté a la orden del día. Sin embargo, no hay que olvidar que la obesidad está muy influenciada por la genética, aunque tampoco hay que echarle toda la culpa a los genes.
Un par de estudios, recientemente publicados en la revista Nature, han centrado sus investigaciones en encontrar genes relacionados con la obesidad, con buenos resultados. Ambos estudios fueron publicados online el pasado 11 de febrero, hace pocos días
Ambos estudios utilizaron muestras importantes, de más de 300000 individuos en un caso y más de 200000 en el otro, para buscar genes relacionados con la predisposición a la obesidad, relación con el índice de masa corporal, distribución del tejido adiposo y otros factores (acceso a resúmenes en inglés en los enlaces que acabo de colocar).
Estos, y otros muchos estudios, han establecido una relación muy fuerte entre la genética y la predisposición a sufrir problemas como la obesidad. Hace muy poquito comentábamos que la genética puede predisponer, pero es el estilo de vida y otros muchos factores los que son determinantes.
¿Cuántas personas con problemas de sobrepeso, obesidad, acumulación de grasa... Achacan su situación a la genética? Sin duda la predisposición es importante, y en algunas familias es más que evidente, aunque también la predisposición a la obesidad dentro de una familia puede darse más a factores ambientales, como los hábitos de ejercicio, la alimentación y hábitos tóxicos, que realmente a la carga genética.
Por lo tanto, aunque la investigación siga avanzando y afianzando el componente genético como muy relacionado con la obesidad, recordemos siempre que en nuestra mano siempre quedan los hábitos de vida para limitar esa tendencia a la obesidad. Fuera excusas pues siempre, en mayor o menor medida, podemos incidir para mejorar nuestra salud, aún a pesar de que la genética pudiera predisponer (que no provocar) problemas como la obesidad.
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