El Yoga se ha ido convirtiendo, por méritos propios, en una de las actividades físicas más realizadas y admiradas. Quienes lo practican alaban sus virtudes y beneficios y la evidencia científica les da la razón: ayuda a mejorar nuestro cuerpo y nuestra salud, alivia el dolor de la artritis, a reducir el dolor lumbar y a evitar el estrés.
Una de las particularidades que el Yoga tiene es que existen diferentes tipos, de manera que cada uno podemos elegir el que más se adapte a nosotros. El Ashtanga Yoga es una de las modalidades más exigentes físicamente, y más centradas en el plano espiritual y la relación cuerpo-mente, pero también uno de los más interesantes para quien busque una opción dinámica. Esto es lo que necesitamos saber sobre esta modalidad de Yoga antes de empezar a practicarlo.
En qué consiste el Ashtanga Yoga
Este tipo de Yoga tiene la particularidad de que el orden de los asanas está predefinido, a diferencia de lo que ocurre en otros tipos. Esto es importante dado que se hacen de una manera muy fluida y continua, pasando de manera acelerada de una de las posturas a la otra. El tener la secuencia predefinida ayuda.
Se basa en la práctica de vinyasa en la que la sincronización de los movimientos y la respiración son la principal clave y foco. Es por ello que los asanas no solo están predefinidos en movimiento, sino que en Ashtanga Yoga están rigurosamente diseñados los movimientos y las respiraciones.
Además de esto, los pilares de este tipo de Yoga son la respiración Ujjayi, las bandas o cierres energéticos (contracciones musculares) y el dristi que es la focalización de las miradas. Estas son las bases para trabajar la concentración y el aumento de la energía.
Cómo se practica el Ashtanga Yoga
Se trata de una modalidad de Yoga en la que se da mucha importancia a la conexión cuerpo- mente. Ashtanga significa "8 pasos" en sánscrito y, efectivamente, se practica a través de ocho pasos diferentes en los que además de los asanas se trabajaría esta conexión.
En cuanto a los asanas en sí, la práctica se da en tres series diferentes - aunque en algunas partes podemos encontrar cuatro o, incluso, seis: la primera busca la desintoxicación y alineación del cuerpo, la segunda o intermedia trabaja el sistema nervioso y la tercera y más avanzada se centraría en la fuerza y estabilidad. Cada una de ellas va en aumento de dificultad, pero podemos participar en todas ya que iremos cumpliendo con las posturas de cada serie según vayamos avanzando.
Esto se consigue gracias a que, normalmente, la práctica no es totalmente guiada y permite que cada uno de los participantes vaya practicando en base a su nivel y a ritmo y, poco a poco, según se vayan dominando los asanas, ir evolucionando.
Beneficios del Ashtanga Yoga
Entre otras cosas, quienes participan en esta modalidad de Yoga necesitan hacer un importante trabajo de concentración ya que los asanas se practican bastante rápido y de manera continuada.
Se trata, además, de una práctica dinámica que puede ayudarnos a trabajar a nivel cardiovascular. Igual que otras prácticas de Yoga, nos puede ayudar a reducir los niveles de estrés y mejorar nuestra postura corporal. Nuestros músculos se verán más tonificados y fortalecidos ya que esta es una de las claves de este tipo de Yoga.
Para quién está recomendado el Ashtanga Yoga
En principio se indica que cualquier persona saludable podría practicar este tipo de Yoga. En cualquier caso, si somos principiantes quizás no sea la modalidad más adecuada o más sencilla con la que iniciarnos.
Eso sí, si estamos buscando un Yoga movida, dinámico, que nos haga trabajar de manera aeróbica, es una de las mejores opciones. En cualquier caso, quizá sea mejor iniciarse en otra práctica que nos ayude a conocer algo mejor las posturas habituales en Yoga para después poder hacerlas en el nivel de velocidad y exigencia que el Ashtanga Yoga tiene.
En el caso de embarazadas, se trata de una práctica que no está recomendada.
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