Además, lo hace batiendo récords, y por una buena causa: ha descendido por la torre Spinnaker, situada en la localidad inglesa de Portsmouth para recaudar fondos para fines sociales. Esta señora tan extraordinaria ya celebró su centésimo cumpleaños haciendo el descenso de la torre Spinnaker, se ve que le gustó y ha querido repetir este año.
Doris se aficionó al rápel a los 85 años de edad, lo cual viene a probar de nuevo que nunca es tarde para ponerse en forma y apasionarse por el ejercicio y la vida sana.
Las personas mayores no tienen por qué ser frágiles; es más, el ejercicio de cierta intensidad les beneficia y les ayuda, precisamente, a luchar contra esa fragilidad que suele ir asociada al sedentarismo y escasos o nulos hábitos de actividad saludable.
La historia de Doris Long es doblemente valiosa porque no solo nos enseña que se puede hacer ejercicio a una edad más que avanzada, sino que además hace la actividad buscando financiar buenas causas. Tenéis más información en el Huffington Post.
¿Y a vosotros qué ejercicio os gustaría ser capaces de hacer a esa edad tan avanzada?
En Vitónica | Personas mayores y prevención de caídas gracias al ejercicio
Vídeo | Canal de Youtube de Press Association