Mucho se habla acerca de la relación entre el ejercicio físico y nuestro descanso nocturno, encontrando opiniones controvertidas al respecto y muchas veces, desaconsejando el entrenamiento en las últimas horas del día para descansar mejor, sin embargo, ¿es esto adecuado? ¿qué dice la ciencia al respecto?
Así como nuestro cuerpo necesita del descanso para rendir al máximo cuando realizamos ejercicio y al mismo tiempo, favorecer la recuperación, también el esfuerzo físico podría influir en nuestro sueño nocturno, favoreciendo o entorpeciendo el mismo. Os mostramos lo que las evidencias científicas indican:
Ejercicio: siempre a favor de un buen descanso
Durante el sueño nuestro cuerpo repara y crea nuevas estructuras, regula la temperatura corporal y equilibra el gasto energético, de allí que el ejercicio puede verse como una herramienta que incentive el sueño y el adecuado descanso nocturno.
Un estudio realizado con adultos mayores, comprobó que en comparación con las personas sedentarias, aquellos que iniciaron la práctica de ejercicio físico de intensidad moderada lograron una mejora considerable en la calidad y duración del sueño.
Incluso, podría resultar una buena alternativa para el tratamiento del insomnio si el ejercicio se practica de forma regular, pues constituye una alternativa mucho más sana y segura que las píldoras para dormir, según concluye una investigación publicada en Clinical in Sports Medicine.
Por otro lado, el ejercicio sin caer en sobreentrenamiento, pero practicado de forma regular, ayuda a mejorar el estado de ánimo y a reducir el estrés, lo cual, también puede ser un factor más por el cual, el ejercicio se presenta como una buena opción para dormir mejor e influye positivamente en nuestro descanso nocturno.
Si entreno antes de dormir, ¿igual duermo mejor?
Mucho se habla acerca del incentivo en el metabolismo que provoca el ejercicio y su potencial efecto perjudicial sobre el descanso nocturno, sin embargo, siempre me he preguntado, ¿quién se ejercita justo antes de ir a la cama?
La verdad es que por regla general, después de un entrenamiento intenso solemos tomar una ducha y alimentarnos para recién un poco después destinar el cuerpo a dormir, algo que podría ser diferente si el ejercicio es de baja intensidad, pero entonces, éste no produciría tal incremento en el metabolismo y por lo tanto**, no entorpecería el descanso nocturno**.
Un estudio publicado en Sleep Medicine comparó los efectos del entrenamiento por la mañana y por las últimas horas de la tarde y no encontró diferencias en los efectos del ejercicio sobre el sueño, pues ambos favorecieron el descanso nocturno.
Entonces, la ciencia nos indica que, lejos de perjudicar el descanso nocturno, el ejercicio independientemente del momento en que es realizado beneficia el sueño en todos sus aspectos, y personalmente apoyo esta evidencia, pues los días en que corro son precisamente los que mejor descanso y antes, cuando corría de noche, igual disfrutaba estos beneficios.
Bibliografía consultada | JAMA. 1997;277(1):32-37. doi:10.1001/jama.1997.03540250040029; Clinical in Sports Medicine, April 2005, Volume 24, Issue 2, Pages 355–365; y Sleep Medicine, December 2011, Volume 12, Issue 10, Pages 1018–1027.
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