Hasta hace pocos años el entrenamiento de fuerza con el objetivo de salud quedaba relegado a un discreto segundo puesto, siempre por detrás del entrenamiento de resistencia. Sin embargo la evidencia científica la posiciona en el primer puesto, especialmente en el apartado de calidad de vida y funcionalidad a medida que envejecemos. ¿Qué importancia tiene el entrenamiento de fuerza con la intención de mover la barra a la máxima velocidad?
El entrenamiento de fuerza es nuestro mejor plan de pensiones
Hace apenas unos días se publicó un estudio que destaca la importancia del entrenamiento de fuerza para ser funcionales durante toda la vida. Sus autores ponen de manifiesto como a medida que envejecemos vamos perdiendo fuerza, agilidad, equilibrio y funcionalidad.
El entrenamiento de fuerza limita la pérdida de esas cualidades en los adultos mayores. Aunque la persona ya tenga una edad avanzada nunca es tarde para comenzar, y siempre se podrá beneficiar del entrenamiento de fuerza, salvo aquellos casos en los que esté contraindicado a nivel médico.
Es preferible ir acumulando masa muscular y fuerza durante toda la vida para llegar a esas etapas de envejecimiento rápido con las mayores garantías. La principal duda aquí es: ¿Cómo entrenamos la fuerza para ese objetivo?
¿Entrenamiento de fuerza tradicional o entrenamiento de fuerza a máxima velocidad intencional?
El entrenamiento de fuerza tradicional consiste en levantar las cargas a una velocidad controlada, tanto en la fase en la que ejercemos fuerza (fase concéntrica) como en la fase donde frenamos la carga para realizar otra repetición (fase excéntrica).
Otro método que ya cuenta con varios años de investigación consiste en realizar esa fase concéntrica a la máxima velocidad posible. Por ejemplo en press de banca desde que la barra está en el pecho la idea será empujar la barra hacia el techo con la máxima velocidad que puedas.
En los casos en la que la barra tenga mucho peso, esa máxima velocidad intencional desde fuera se verá lenta, pero la persona que está empujando debe tener la intención en todo momento de realizar el movimiento a la máxima velocidad.
Este tipo de entrenamiento de máxima velocidad intencional puede aportarnos mayores ganancias de fuerza, y sobre todo de potencia. La pérdida de potencia es uno de los síntomas más preocupantes en los adultos mayores. Gracias a este método de entrenamiento de fuerza podemos evitar en gran medida que se pierda esa potencia, e incluso mejorarla hasta en sujetos de avanzada edad.
¿Cuál de los dos tipos de entrenamiento es mejor para mejorar la fuerza y la potencia?
Los autores del estudio que hemos citado anteriormente llegan a la conclusión que ambas pueden promover mejoras en el rendimiento funcional de los ancianos, por lo que los profesionales del ejercicio podrían elegir en función de las características y preferencias individuales.
Influirían aquí otras muchas variables como el nivel del sujeto, el número de repeticiones realizadas y la carga utilizada, etc. Lo único que no deja margen de duda es que el entrenamiento de fuerza es prioritario para nuestra salud futura y calidad de vida.
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