Durante el confinamiento muchos de nosotros comenzamos a hacer deporte en nuestras casas. En muchos casos, por primera vez. En ese momento, la necesidad de hacer algo nos motivaba a movernos y ejercitarnos. Sin embargo, una vez que empezamos a poder hacer algo de vida fuera de casa, volver al trabajo y relacionarnos con otras personas, es posible que notemos que no tenemos tantas ganas de entrenar.
Hay varios motivos por los que dejamos de hacer ejercicio y si los conocemos, es algo más fácil que sepamos cómo seguir manteniendo la motivación. Ya que hemos adoptado el hábito, es buen momento para trabajar en ello y seguir entrenando.
No sientes motivación
A veces es difícil encontrar la motivación para levantarnos del sofá e ir al gimnasio o salir a correr. La realidad es que estar sentado en el sofá viendo una serie, salir a tomar algo con los amigos o casi cualquier otra actividad por la que cambiemos el ir a hacer ejercicio, nos ofrece una satisfacción inmediata. En cambio, con el ejercicio nunca sabemos cuándo empezará a llegar la recompensa - o si llegará si quiera-.
Un solución para esto es empezar poniéndonos aspiraciones y metas pequeñas que sean más alcanzables - por ejemplo, ir dos horas a la semana al gimnasio- e ir dándonos recompensas según vayamos cumpliendo objetivos - un masaje, un nuevo conjunto de ropa de ejercicio, etc.-. Poco a poco iremos aumentando las metas en base a nuestra nueva realidad.
Empiezas muchas veces y lo dejas el mismo número de veces
¿Cuántas veces has empezado a ir al gimnasio y has acabado dejándolo a las dos semanas? Yo prefiero no contar las veces que me ha pasado a mí. Lo que está claro es que algo está pasando para que nos propongamos tantas veces ir o hacer ejercicio en casa, empecemos y a los dos días acabemos dejándolo.
La realidad es que un nuevo hábito requiere un tiempo para convertirse en rutina y requiere de un esfuerzo por nuestra parte llegar hasta ese momento.
Un truco que le he visto a Gabriela Uriarte (@Gu_nutricion en instagram) - una conocida nutricionista -, y que a mí me ha funcionado, es planteárnoslo como una obligación más. Como ir al trabajo, a la universidad o como hacer la casa. Que no sea opcional, sino una obligación más de nuestro día a día.
Puede ayudar hacer un calendario con nuestras obligaciones diarias y en qué horarios vamos a llevarlos a cabo y cada día ir marcando cuáles hemos cumplido. Así, al finalizar la semana, podemos tener una visión clara y objetiva de lo que hemos logrado.
No te llega el dinero para pagar un gimnasio
La realidad es que, dependiendo de nuestra situación personal y económica, en ocasiones no es posible pagar la cuota del gimnasio. Es cierto que hoy en día, sobre todo en las grandes ciudades, proliferan los gimnasios low-cost o con tarifa plana, que pueden ser una buena opción, pero no en todas las ciudades y pueblos los hay. Además, en este momento no siempre es posible ir al gimnasio. Sin embargo, hay soluciones mucho más asequibles.
- Salir a caminar o a correr: nos puede servir no solo como iniciación en el deporte, sino también como una manera de relajarnos y cambiar el chip de la rutina diaria.
- Unirse a un equipo. existen equipos de diferentes de deportes amateur que no requieren inscripción o se unen únicamente por diversión. Es una buena manera de comenzar a hacer deporte de manera divertida y conocer gente sin gastar mucho dinero.
- Hacer deporte en casa: si algo hemos descubierto estos meses pasado es que gracias a Internet tenemos a nuestro alcance infinidad de alternativas para encontrar ejercicios que hacer en casa: desde canales de Youtube, apps, hasta blogs. Aquí te dejamos una lista de ejercicios que puedes realizar en casa.
No ves cambios en tu cuerpo
La realidad es que, digan lo que digan, comenzar a ver cambios en tu cuerpo puede llevar tiempo. Puedes tardar hasta dos meses en comenzar a notar los resultados físicos.
El cuerpo no cambia inmediatamente con los malos hábitos, sino que lo hace progresivamente y lo mismo ocurre con los hábitos saludables.Nuestro cuerpo necesita un tiempo para adaptarse y empezar a cambiar, pero si no le damos ese tiempo nunca lo hará.
Lo que sí podemos hacer, mientras tanto, es centrarnos menos en el peso. Opciones alternativas son sacarnos fotos o medirnos. Los progresos se irán vislumbrando poco a poco y podremos valorarlas objetivamente.
Además, debemos prestar atención también a los cambios no físicos: ¿nos sentimos con más energía? ¿estamos más ligeros? ¿nuestras digestiones son menos pesadas? ¿dormimos mejor? Todas estas son señales de que el ejercicio y la buena alimentación está teniendo su efecto positivo en ti.
No sabes cómo hacer ejercicio
No os voy a mentir, esta ha sido mi realidad durante mucho tiempo. Yo iba al gimnasio y pensaba "¿y ahora qué?". Ser novato en el gimnasio puede ser difícil. Para solucionarlo, en Internet puedes encontrar rutinas y consejos para principiantes. En Vitónica os dejamos hace unos meses una rutina para novatos que os puede ayudar en esto.
Además, lo que a mí mejor me ha funcionado ha sido dejar mi vergüenza a un lado y preguntar a mi monitor.
Otra opción es, si puedes permitírtelo, contratar un entrenador personal. Y, como opción más barata, ahora están de moda los grupos de Whatsapp y Facebook donde los participantes pueden darse ideas, pautas, cosas que han ido aprendiendo, e incluso ir juntos.
No tienes suficiente tiempo
Es cierto que a veces es muy difícil sacar tiempo, con nuestras rutinas diarias, para coger nuestras cosas e ir al gimnasio una o dos horas. Por suerte, no es necesario llegar a hacer rutinas de dos horas para poder ver resultados y llevar una vida saludable.
Nosotros te dejamos dos rutinas, una de 15 minutos de Yoga y otra de cuatro minutos utilizando tu propio peso corporal, que pueden ayudarte a comenzar a ejercitarte en muy poco tiempo.
En estos casos, a mí, que soy una desorganizada, me funciona hacerme un horario diario, con el tiempo que voy a dedicar a cada cosa y el tiempo que me queda libre. De esa manera, puedo ver físicamente mi tiempo y cómo y a qué se lo dedico. Es una buena manera de encontrar huecos muertos que puedo aprovechar para hacer ejercicio.
No hay consecuencias si lo dejas
Esta es la realidad: si lo dejas no hay ningún tipo de consecuencia. Nadie te va a despedir, no van a llamarte para reñirte, ni vas a tener ninguna otra consecuencia negativa.
Un estudio de 2010 encontró que el que una persona recibiera llamadas o audios de voz recordándole que tiene que ir a hacer ejercicio facilitaba que la persona fuera, y no solo eso, sino que aumentaba la adherencia de la persona a la rutina de ejercicio.
Sabiendo esto, podemos utilizarlo a nuestro favor. Una opción es, de nuevo, contratar un entrenador personal que nos llamará cuando no asistamos a sus clases y con quien tendremos un compromiso que, de no cumplirlo, tendrá consecuencias. Si esto no entra dentro de nuestras posibilidades económicas, siempre podemos embarcar a un amigo, a nuestra familia, o a nuestra pareja en el mundo del ejercicio y ayudarnos mutuamente a motivarnos y a recibir una llamadita de vez en cuando si hace mucho que no hacemos ejercicio.
La realidad es que hay muchos motivos, y muchas excusas, para no hacer ejercicio o para dejarlo y no volver, pero también hay muchas soluciones y cuando empecemos a ver los resultados lo agradeceremos. El año que viene no necesitaremos ningún tipo de operación bikini, porque las rutinas saludables serán nuestro estilo de vida.
Este artículo fue originalmente publicado por Iria Reguera en abril de 2018 y ha sido revisado para su republicación.
Imágenes |Unplash
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