Las recomendaciones nutricionales no son algo inamovible y que debe permanecer igual desde el principio de los tiempos hasta el final de los días: como todas las ciencias que nos rodean, la nutrición evoluciona y gracias a los avances de la ciencia y a los nuevos estudios que se van realizando y que van apareciendo publicados en revistas científicas podemos ver cómo esas recomendaciones nutricionales también cambian.
¿Recordáis cuando hasta hace relativamente poco tiempo se culpaba casi exclusivamente a las grasas de la epidemia de obesidad que sufre el mundo actual? Teníamos grabado a fuego el mito de "si comes grasa, almacenas grasa" en nuestras cabezas. Y, sin embargo, hoy en día sabemos que esto no funciona así. De hecho, gracias a los últimos estudios, como este publicado en la revista Clinical Chemistry de este mismo mes de enero, sabemos que los carbohidratos simples o de rápida absorción están mucho más relacionados con el aumento de peso de lo que lo están las grasas.
Este estudio del que hablamos (Genetic Evidence That Carbohydrate-Stimulated Insulin Secretion Leads to Obesity) aporta evidencia genética de que este tipo de carbohidratos, entre los que podemos encontrar los azúcares añadidos de forma artificial o los cereales refinados, estimulan a nuestro cuerpo a producir una mayor cantidad de insulina y esta nos predispone para la ganancia de peso.
Las conclusiones a las que han llegado con el estudio son dos, muy interesantes:
Las dietas con una carga glucémica alta (cuidado porque no es lo mismo que el índice glucémico de los alimentos: os explicamos aquí la diferencia entre ambos) crean un ambiente obesogénico en nuestro organismo que nos predispone para la ganancia de peso y la obesidad. Como decíamos, estas son las dietas en las que los carbohidratos simples son protagonistas: granos refinados, azúcares, azúcares añadidos, etc.
Existe una correlación entre la mayor segregación de insulina debida a la ingesta de carbohidratos simples y el índice de masa corporal.
También aparece entre las conclusiones que las dietas bajas en carbohidratos simples son mucho más efectivas para la pérdida de peso que las dietas bajas en grasas (asociadas estas últimas, de hecho, a un mayor riesgo de sobrepeso).
Lo que vendría a reforzar este estudio es el conocido como "modelo carbohidratos-insulina", que relaciona la resistencia o falta de sensibilidad a la insulina como causante del sobrepeso o la obesidad. Si bien es un modelo que se maneja en la actualidad, todavía hacen falta estudios científicos que lo corroboren, como analiza Luis Jiménez en esta entrada de su blog Lo que dice la ciencia para adelgazar.
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