Muchos de nosotros nos sometemos a diario a duros entrenamientos para mejorar nuestra forma física y mantener la que ya hemos conseguido. Este entrenamiento excesivo puede tener consecuencias en nuestro cuerpo.
Muchas veces hemos hablado de lo importante que es ejecutar correctamente cada uno de los ejercicios que llevamos a cabo en el gimnasio, y es que de ello depende en gran medida la repercusión que éstos tendrán en nuestro cuerpo. No me refiero solamente al desarrollo muscular cuando hablo de repercusión, sino que también los huesos se ven afectados por el trabajo deportivo.
Un buen entrenamiento es fundamental para mantener unos huesos sanos y fuertes, pero un mal uso del deporte puede conseguir todo lo contrario. Un ejemplo de esto son los numerosos casos de artrosis prematura que se diagnostican a diario en personas que habitualmente practican deporte de forma inadecuada. Además de la alimentación que en la mayoría de los casos no es la recomendable para este tipo de personas.
La artrosis es una degeneración progresiva de los huesos, concretamente suele producirse por una rotura y pérdida del cartílago que une dos huesos, permitiendo que estos se rocen y se desgasten. La artrosis es una enfermedad crónica que suele aparecer en edades avanzadas, aunque hay mucha gente que la sufre a temprana edad debido a sus malos hábitos de vida en los que se dejan de lado las repercusiones que éstos pueden tener para el organismo.
Cada vez son más las personas jóvenes que padecen esta enfermedad que se traduce en grandes dolores de la zona afectada. Las partes que más la sufren suelen ser las articulaciones como la rodilla, manos, muñecas, pies… A pesar de no saberse a ciencia cierta las causas se barajan como posibles el exceso de deporte y la mala alimentación, pues las personas que la padecen suelen ser deportistas.
Es importante que tengamos en cuenta algunos puntos para evitar este tipo de enfermedades. El ejercicio es necesario para mantener la salud, pero siempre lo debemos hacer con cabeza. No nos tenemos que olvidar de los huesos y las articulaciones, por lo que es primordial que ejecutemos cada ejercicio de forma correcta sin forzar la postura del cuerpo y crear tensiones innecesarias en determinadas zonas.
El exceso de ejercicio no es recomendable, pues además de desgastar los músculos las articulaciones también se ven afectadas. Es importante descansar y aliviar tensiones de las zonas trabajadas mediante estiramientos y masajes que reactivarán la circulación y el enriquecimiento de las partes que han intervenido en el entrenamiento.
La alimentación es fundamental, y para ello tenemos que ingerir alimentos que protejan nuestras articulaciones y huesos. El aporte mineral es primordial, sobre todo el calcio que servirá para fortalecer los huesos. Lo encontraremos en los lácteos principalmente. Además tenemos que proteger las articulaciones a través de los alimentos. Para ello las dotaremos de colágeno, que es uno de sus componentes fundamentales. Lo podemos encontrar en gelatinas de origen animal o en carnes como el pollo, el cordero, el cerdo, el conejo…
También podemos echar mano de complementos que nos pueden ayudar como el silicio orgánico y el cartílago de tiburón. Dos sustancias que dotarán a nuestras articulaciones de los nutrientes que necesitan para estar en plena forma.
Imagen | SXC
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