Todos nosotros sentimos dolor alguna vez en nuestra vida en mayor o menor medida. Algunos de nosotros sentimos dolor de forma muy puntual, mientras que otros convivimos con el dolor de manera más habitual.
Los deportistas son uno de los grupos que más habitualmente tienen que convivir con el dolor de forma habitual e, incluso, constante. En muchos casos, vivir con este dolor es parte de su carrera o vida como deportistas y conseguir convivir con él puede llegar a ser todo un reto.
El dolor en los deportistas
Tanto si practicáis deporte amateur de forma habitual como si sois deportistas profesionales, es más que seguro que hayáis sufrido no una, sino varias lesiones. Estas lesiones suelen venir provocadas por la realización de un mal gesto durante la actividad física.
Pero también por una sobrecarga o por la realización de movimientos repetitivos habituales en gran parte de los deportes. Uno de los problemas más habituales, y causantes de dolor crónico y habitual, es que muchos deportistas no se dan - o no tienen - el tiempo para recuperarse después de una lesión.
Algunos de los deportes que más lesiones y dolor crónico provocan son el futbol, el tenis, el baloncesto y el running. Especialmente en los deportistas profesionales, estos deportes suponen un sobreesfuerzo continuo y la realización de movimientos muy repetitivos. Las lesiones musculares, la afectación de articulaciones como las rodillas o los codos, los esguinces de tobillo y las lesiones en manos y pies son más que habituales.
Si no nos damos el tiempo para recuperarnos de manera adecuada - y muchas veces los deportistas no se lo dan - el dolor puede acabar cronificándose e, incluso, conllevando consecuencias a largo plazo como el riesgo de padecer osteoporosis y artritis precoz tal y cómo señalan algunas investigaciones.
Cómo evitar o reducir el riesgo de sufrir dolor crónico si somos deportistas
La Sociedad Ortopédica Americana de Medicina del Deporte ha elaborado una serie de consejos para deportistas con el fin de que realicen su actividad deportiva sin sufrir tantas lesiones y reduciendo el riesgo de acabar sufriendo dolor de manera crónica, además de otras consecuencias como la artritis o la pérdida de movilidad.
- Realizar exámenes físicos habituales - especialmente el de pretemporada - y atender a las indicaciones de nuestros médicos.
- Calentar siempre que vayamos a hacer deporte de manera correcta y con ejercicios de bajo impacto.
- Hidratarnos bien.
- Intentar no forzar ni hacer sobreesfuerzos.
- No practicar el deporte si tenemos dolor.
- No sobreesforzarnos ni presionarnos de más en los entrenamientos.
Además de esto, es importante que los deportistas se den el tiempo suficiente para recuperarse de las lesiones cuando las tienen. Acudir a un fisioterapeuta de manera preventiva - y no solo cuando ya estamos lesionados - para que nos ayude a evitar lesiones y a preparar nuestra musculatura es también una buena idea
Cómo convivir con el dolor crónico
Cuando ya sufrimos el dolor crónico, lo único que nos queda es intentar vivir con él y que nos limite y genere las menos consecuencias a largo plazo posibles.
Para ello existen algunas estrategias psicológicas que podemos poner en marcha. Acudir a un profesional de la psicología puede ayudarnos a sobrellevar lo mejor posible nuestro dolor. Entre ellas encontramos las estrategias activas y las pasivas.
Las estrategias activas suelen ser las más eficaces para reducir la percepción de dolor e incluyen, entre otras cosas, la búsqueda activa de soluciones a nuestra situación, así como la búsqueda de apoyo social. Contar con nuestro círculo social, pedirles ayuda cuando lo necesitemos, buscar personas que estén en la misma situación que nosotros y compartirlo con ellos puede ser efectivo.
Más a corto plazo, las estrategias pasivas, como utilizar técnicas de distracción que nos ayuden a pensar en otra cosa y alejar nuestro foco de atención del dolor que sentimos también pueden ser útiles. En cualquier caso, estas técnicas funcionan más a corto plazo.
Además, la práctica de ejercicios de relajación o de control de la respiración también pueden ayudarnos a manejar la sensación de dolor y conseguir convivir con ella de manera más saludable.
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