Para muchas personas el ejercicio supone una meta en sí mismo, mientras que para otras es simplemente una cuestión de salud. También puede ser una interesante herramienta que nos ayude a mejorar nuestro trabajo.
La psicología, la fisiología y otros aspectos propios de nuestra biología sirven para entender por qué esto es así y, mejor aún, de qué manera podemos aprovecharnos de ellos para sacar el máximo rendimiento en nuestro trabajo.
Endorfinas y felicidad: una cuestión de actitud
Existen numerosos estudios que han comprobado que ir a trabajar con una actitud positiva es mucho más productivo. La felicidad es uno de los mejores motores para ser eficaces en el trabajo, ya que refuerza el compromiso de los equipos con el proyecto, augura una mayor concentración y efectividad, y promueve la creatividad.
¿Y dónde encaja el deporte en todo esto? El deporte es, en sí mismo, un generador de felicidad. Como ya hemos dicho miles de veces, el ejercicio físico activa nuestra fisiología. Esto promueve una serie de reacciones y segregaciones que desencadenan una respuesta del sistema de recompensa. Tras una sesión de ejercicio, nuestro sistema límbico se encarga de promover la segregación de endorfinas, desencadenando la respuesta positiva. En otras palabras, el deporte nos da placer.
También ayuda a regular y eliminar el estrés y la ansiedad, así como otros factores que juegan en contra de nuestro humor. El deporte es muy bueno para combatir la depresión, la cual juega en contra de nuestro trabajo. También nos ayuda a estar más activos y ser más joviales. Por si fuera poco, promueve la seguridad en nosotros mismos.
En definitiva, el deporte es una herramienta para estar más felices. Y ser más felices supone un método increíblemente adecuado para mejorar el rendimiento laboral. Nunca subestimemos una actitud positiva a la hora de ejercer profesionalmente, pues es la base de una buena resiliencia ante los imprevistos y la mejor manera de enfrentarnos a lo cotidiano, y el deporte es el puente que une a ambas.
La disciplina y la responsabilidad, promovidas por el deporte
Si nos fijamos en cuestiones de comportamiento, podemos identificar un detalle importante en la práctica de deporte: es una actividad que requiere de disciplina y responsabilidad. El tener una rutina ayuda enormemente a cumplir con objetivos. Esto es más cierto, si cabe, en el trabajo. Aunque el deporte no asegura, en ningún caso, que pudiera mejorar la disciplina laboral, sí que puede ayudar a conseguirla.
Adquirir unos patrones, la capacidad de sacrificio y la disposición organizativa son aspectos positivos a la hora de disponer una jornada laboral o las tareas a realizar. El plantear unos objetivos constantes, que vayan incrementándose, es una forma ideal para acostumbrarnos (y predisponer a nuestro cerebro) a una mejor metodología de trabajo. Todo esto, como imaginarás, son preceptos propios de un buen plan de ejercicio físico.
La guinda del pastel: el descanso
Reducir una sola hora de sueño de nuestras necesidades puede dificultar la concentración y facilita la toma de decisiones incorrectas y la asunción de riesgos. Bajo esta premisa, ya podemos dejar clara la importancia del descanso en nuestra vida. Eso incluye nuestro trabajo, por supuesto.
Aquí es donde entra a colación el ejercicio físico. Como ya hemos comentado en numerosas ocasiones, un buen preludio del sueño se obtiene con algo de ejercicio físico. Entre las pautas de higiene del sueño se encuentra, precisamente, el hacer algo de ejercicio medio o intenso. Este se puede realizar a lo largo de la jornada, por supuesto.
Existen numerosas evidencias que muestran que la actividad física ayuda a conciliar el sueño antes, combatir el insomnio y, además, obtener una mayor calidad. Esto supone un descanso mejor y más eficiente. Volviendo al principio de estos párrafos, a mayor descanso, también tenemos evidencias de que existe una mejor relación para con la labor que se ejerce.
En otras palabras, de forma directa o indirecta, descansar adecuadamente es una necesidad, y también una ventaja, a la hora de afrontar los problemas y cuestiones profesionales. Y para conseguir un buen descanso, una de las mejores cosas que podemos hacer es, precisamente, dedicar cierto tiempo de nuestra semana a hacer deporte.
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