El verano y sobre todo las altas temperaturas que se generan en este tiempo son un perfecto caldo de cultivo y proliferación de una serie de bacterias que pueden ser nocivas para el organismo. Precisamente en esta época del año es cuando se disparan los casos de gastroenteritis y diarreas ocasionadas por estas bacterias alimenticias. Para evitarlo, en Vitónica queremos dar algunas recomendaciones a la hora de evitar que este malestar entre a formar parte de nuestro día a día.
Ante todo es necesario tener mucho cuidado con lo que comemos, ya que principalmente una mala o incorrecta alimentación hará que nuestro sistema digestivo se descompense y podamos contraer una infección bacteriana o vírica. Para ello es necesario tener presentes una serie de recomendaciones sencillas que nos ayudarán a hacer mejor las cosas.
Cuidar lo que comemos para evitar infecciones
Saber siempre lo que comemos es fundamental. Debemos desconfiar de alimentos que no han tenido una buena refrigeración o que han estado mucho tiempo expuestos al sol. Esto puede ser un campo de cultivo para las bacterias dañinas para el organismo. Lo mismo sucede con las medidas higiénicas del lugar en el que vamos a ingerir los alimentos, ya que es necesario que cumpla una serie de requisitos sanitarios para evitar infecciones bacterianas en los alimentos.
Cocinar todos los alimentos el tiempo necesario y evitar dejarlos crudos es fundamental a la hora de conseguir una digestión correcta. La cocción lo que hace es someter a ese alimento al fuego, consiguiendo de este modo que la mayoría de bacterias se mueran debido a las altas temperaturas. Es fundamental que en los meses que el calor más aprieta y que la proliferación de bacterias es mayor, pongamos mucho más énfasis en conseguir esto.
No hay que olvidar las bebidas
Especial cuidado debemos prestar a las bebidas, ya que siempre se suelen dejar de lado y solo nos centramos en la correcta preparación de las comidas. Pero existen bebidas y preparados que requieren de una baja temperatura para evitar la generación de bacterias y que éstas nos afecten. Lo mismo sucede con las salsas, que deben estar siempre en refrigeración, ya que el más mínimo descuido puede pasarnos factura.
Los cambios de alimentación propios del verano también pueden traernos consecuencias, ya que no comemos de la misma manera, sino que nos gusta llevarnos a la boca alimentos más refrescantes como frutas, helados, bebidas frías… Esto puede perjudicar a nuestro estómago y causarnos malestar, a la vez que lo debilitamos y lo hacemos más vulnerable a los ataques bacterianos. Por ello es importante prestar especial atención a estos puntos a la hora de evitar dolencias digestivas que pueden minar nuestra salud en gran manera.
Imagen | TipsTimes
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