De pronto el término fofisano apareció y estaba hasta en la sopa para referirse a personas que aun con algo de sobrepeso e incluso obesidad estaban sanos. Vino a señalar que, en realidad, ese sobrepeso u obesidad no eran en sí mismos un problema de salud, que no era para tanto, que quizá no había que tomárselo tan en serio.
Ahora un estudio llevado a cabo por la Universidad de Birmingham demuestra que esa obesidad sana en realidad no existe, y que una persona con sobrepeso y salud metabólica normal sigue teniendo un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares que las personas con salud metabólica normal y que además están en sus niveles de peso.
Para llegar a esa conclusión, se observó la evolución en el tiempo de la salud de 3,5 millones de británicos. De ellos, un 15% fue clasificado como obesos metabólicamente sanos (sin diabetes tipo 2, sin hipertensión y sin niveles de colesterol problemáticos).
Metabólicamente sanos, sí, por ahora
Se siguieron sus datos durante un periodo de 5 años y se observó que el 6% desarrollaron diabetes en ese periodo; el 11% comenzó a presentar problemas de hipertensión y el 12% niveles de colesterol anormales.
Además, comparados con las personas con normopeso y sin alteraciones metabólicas, las personas con obesidad metabólicamente sana presentaban un riesgo un 50% más alto de desarrollar enfermedades coronarias, un 7% mayor de padecer un infarto y el doble de alto de sufrir un fallo cardíaco. Según los autores del estudio, estas diferencias no pudieron atribuirse a otros factores como el sexo, la edad, el tabaquismo o factores socioeconómicos.
Entonces ¿puedes estar fofisano (en inglés 'fat-but-fit')? Si sano es igual a salud cardiovascular, entonces no.
Recursos para la prevención
El asunto no es ni mucho menos trivial, ya que tiene una gran importancia desde el punto de vista de la salud pública: los recursos destinados a prevención de cardiopatías graves y agudas no son ilimitados, así que deben destinarse a aquellas personas que presentan un mayor riesgo.
Durante mucho tiempo se ha debatido, más allá del más o menos afortunado término fofisano, que si las personas con sobrepeso pero sin diabetes tipo 2, sin hipertensión o sin niveles altos de colesterol no sufrían un riesgo significativamente más alto de enfermedades cardiovasculares, quizá no había motivos médicos enfocar su salud de forma distinta a la de las personas con normopeso.
Pero ahora, estos resultados señalan que el sobrepeso y la obesidad siempre son factores de riesgo para una peor salud cardiovascular.
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