La epidemia de obesidad ha ido creciendo cada vez más durante los últimos años y, en consecuencia, existe cada vez más investigación sobre las medidas que podrían tomarse para luchar contra dicha epidemia. Este era, entre otras cosas, el objetivo de la comisión formada por 43 investigadores de 14 países diferentes y cuyo informe -elaborado a lo largo de tres años - fue publicado en el día de ayer en la revista Lancet.
Sin embargo, con la información obtenida, vieron la necesidad de replantearse la obesidad no como un problema independiente, sino como una pandemia que, junto a la desnutrición y a el cambio climático, forman parte de lo que ellos denominan la sindemia global. Estos expertos encontraron que las tres pandemias tienen causas similares, empeoran desde hace aproximadamente el mismo tiempo y podrían ser tratadas de manera entrelazada. Es decir, al encontrar medidas para solucionar una, podrían utilizarse también en las otras.
Factores comunes en las tres pandemias
El informe revela que, entre otras cosas, estas tres pandemias tienen causas o conductores comunes que están facilitando que empeoren. Entre ellos, se refieren a cómo están diseñados el sistema de producción alimentario, la agricultura, el transporte, el diseño urbano y el uso de la tierra que se hace. También señala al uso masivo del coche que realizamos y que incentiva estilos de vida sedentarios al mismo tiempo que generan emisiones de gases con efecto invernadero. Además, se refieren a los intereses comerciales, la falta de respuesta política y la falta de demanda de soluciones reales de la sociedad.
Así, estos investigadores encuentran cuatro patas importantes en la resolución de la epidemia de obesidad - igual que en el de la desnutrición o el cambio climático -. Para empezar, no existe ningún país que haya conseguido revertir los efectos de la epidemia de obesidad, porque las causas sistémicas e institucionales que lo mantienen siguen existiendo.
Por otro lado, a pesar de haberse hecho numerosas recomendaciones basadas en la evidencia para intentar poner remedio tanto a el problema de obesidad, como a los otros dos, estas recomendaciones no se han visto trasladadas en medidas reales, medibles y significativas. En parte, porque no se ven como problemas suficientemente urgentes como para crear la demanda pública necesaria o para que los políticos muestren un interés real. Por otra parte, porque han existido fuertes oposiciones por culpa de intereses comerciales.
En este sentido, el informe señala directamente a una serie de lobbies de la industria alimentaria. Entre otras cosas, los expertos explican cómo algunas de las medidas que han intentado tomarse para incentivar una alimentación más sostenible - que beneficiaría tanto a la nutrición como a el cambio climático - han fallado por culpa de la presión ejercida por el lobby del azúcar, de los alimentos ultraprocesados o de los refrescos azucarados, entre otros.
Los efectos en la salud y el gasto económico
Otro de los aspectos importantes que el informe toca es el impacto en salud que tienen tanto la obesidad como la desnutrición y el calentamiento global, pilares de esta sindemia global. Entre otras cosas, recuerda que alrededor de 1900 millones de personas padecen sobrepeso - unos 650 millones obesidad -. En el caso de la desnutrición, 462 millones de personas la padecen.
De manera interesante, este informe considera a la obesidad como un problema de malnutrición - dejando en evidencia que a pesar de tener comida y recursos para alimentarse estas personas están malnutridas -. En el caso de las personas que no tienen comida suficiente ni recursos para alimentarse se refieren a la desnutrición. Además, advierten que el sistema alimentario actual provoca entre el 25% y el 30% de los gases invernadero que afectan al cambio climático.
Los gastos causados por la epidemia de obesidad alcanzarán los dos trillones anuales solo en gastos médicos
En cifras económicas, la comisión adelanta que en gastos médicos los costes de esta sindemia alcanzaran los dos trillones al año además, de un gasto añadido debido a la pérdida de productividad solo por causa de la obesidad. Por otro lado, anticipan que deberá sumarse el gasto económico provocado por el cambio climático que supondrá hacer frente a los desastres naturales, a los efectos que provoque en nuestra salud, a los cambios en nuestro hábitat, y a los efectos que tendrá en la subsistencia de pescadores, agricultores, pastores, etc. Estos gastos afectarían en mayor medida a los países con mayor pobreza.
La elaboración de un pacto internacional
Una de las cosas en las que más incide en informe de la comisión es en la escasa - y lenta - respuesta que se está dando a epidemias como la obesidad. Según estos expertos, parte de la solución pasa por dejar de considerarlo un problema aislado e independiente, sino que debe considerarse como estrechamente relacionado con la desnutrición y el cambio climático en un marco de sindemia global que necesitan solución común.
Además, señalan la necesidad de dejar de considerar a la obesidad como un problema individual - poniendo la responsabilidad únicamente en la persona que la padece - y se empiece a considerar como un problema público en el que la industria alimentaria y su modelo de negocio nos acercan a un ambiente obesogénico en el que tenemos gran oferta de alimentos poco nutritivos.
La elaboración de un Convenio similar al del tabaco dejaría a la industria fuera de cualquier decisión en materia de políticas para luchar contra la sindemia global
Para ponerle solución, estos expertos sugieren la elaboración de un Convenio similar al Convenio de la OMS para el Control del Tabaco. Entre otras cosas, la finalidad sería poder excluir a la industria alimentaria de la creación de políticas que pongan remedio a esta sindemia. Los expertos indican que la industria tiene demasiados intereses como para poder participar. Hace unos meses, en Vitónica, hablamos con diferentes expertos que señalaban la necesidad de que la industria no formara parte de las decisiones en políticas contra la obesidad.
Para estos expertos, las similitudes existentes entre el problema del tabaquismo y esta nueva sindemia global son altas. En este sentido, consideran que los políticos deben intentar ponerle solución sin sufrir presiones por parte de las industrias y pensando únicamente en la salud pública y de nuestro planeta. Señalan que estas grandes industrias alimentarias trabajan de manera similar a las tabacaleras, buscando su propio beneficio con la venta de alimentos poco saludables - y no necesarios para nuestra alimentación -.
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