Cuando el cuerpo empieza a pedir platos de cuchara más reconfortantes para tomar templados o calientes, las cremas o purés de verduras son siempre una opción estupenda, especialmente para la cena. La crema de calabaza es una de nuestras favoritas que suele gustar a toda la familia, y en esta versión sustituimos la típica patata que la suele acompañar por colinabo, una hortaliza mucho más ligera y nutritiva que ayuda a darle además mejor textura.
Si no encuentras colinabo o nabicol puedes probar a añadir nabo blanco o combinarlo con un poco de zanahoria, más dulzona. Estas hortalizas nos permiten prescindir de la patata que normalmente se cuece con la calabaza para hacerla más melosa y suavizar su potencia, y a menudo se añade nata o leche para volverla más cremosa.
No hace falta recurrir a lácteos para lograr una crema sedosa y suave, tan solo dejar que la verdura se cueza sin prisa y triturarla muy bien, emulsionando con el brazo de la batidora, ajustando el caldo al gusto.
Comenzar preparando todos los ingredientes como se indica en el listado. El jengibre se pela fácilmente con una cucharilla, rasacando la piel, y es más sencillo rallarlo con un rallado fino tipo Microplane, pero se puede picar a cuchillo. La calabaza y el nabicol se pelan más fácilmente con un pelaverduras en Y.
Poner un poco de aceite en una olla o cazuela y añadir el jengibre y el comino en grano, con un poco de cúrcuma si se desea. Calentar a fuego muy suave para que las especias liberen su aroma, y añadir la cebolla. Salar ligeramente y, si no queremos añadir más aceite, echar un poco de caldo o agua. Dejar sofreír suavemente hasta que se transparente.
Echar la calabaza y el colinabo, salpimentar, dar unas vueltas y regar con el vino. Dejar que evapore el alcohol y cubrir con el caldo, sin echarlo del todo. Añadir más cúrcuma si se desea, remover, llevar a ebullición, tapar y bajar el fuego. Cocer suavemente hasta que la verdura esté muy tierna, removiendo de vez en cuando.
Triturar con la batidora de brazo o en una de vaso -o usar un robot, si se tiene-, corrigiendo el nivel de líquido al gusto. Probar y ajustar de sal y pimienta, si fuera necesario.
Con qué acompañar la crema de calabaza y colinabo
Nos gusta cerrar el círculo coronando la crema con semillas o pipas de calabaza, que podemos aprovechar de la propia hortaliza cuando la preparemos, si son grandes, o comprarlas al natural. Tostadas ligeramente en la sartén o el horno, aderezadas con especias, añaden un contrapunto crujiente muy rico además de sumar valiosos nutrientes.
Para convertirla en un plato mucho más completo podemos agregar de guarnición huevo duro picado o escalfado, yogur natural o queso cottage, garbanzos cocidos, dados de tofu o un poco de tahina, si somos veganos.
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