La calabaza es una de las hortalizas que mejor simbolizan el otoño, más allá de Halloween, aunque realmente su temporada se extiende a prácticamente todo el año. Con ella se pueden cocinar todo tipo de recetas, y también muchos dulces y postres. Para un capricho que nos alegre estos días ya más fríos, proponemos preparar una versión saludable de la clásica tarta de calabaza tan típica de Estados Unidos.
Solo hay que preparar el puré de la calabaza con antelación, mejor un día antes, pues requiere hornearla, triturarla y escurrirla muy bien. Podríamos hacer este postre sin base, sería más ligero y más rápido de elaborar, pero incluimos una opción más nutritiva y sin azúcar por si no queréis renunciar a ella.
En cuanto al endulzante, no recomendamos ninguno en particular porque depende de la marca y el gusto; en cualquier supermercado encontraréis edulcorantes líquidos aptos para hornear con sus medidas de equivalencias; sí recomendamos usar poca cantidad. Podía hacerse con sustitutos específicos como el eritritol, pero aún no es un ingrediente fácilmente accesible. Y una nota sobre el yogur: que sea griego de verdad, sin nata ni almidones añadidos. En su defecto, usar skyr o yogur corriente.
Comenzar obteniendo el puré de calabaza con bastante antelación. Para ello, seguir estas indicaciones. Es importante escurrirla muy bien durante horas. Pesar los 350 g necesarios, aproximadamente.
Precalentar el horno a 200ºC. Para hacer la base, mezclar en un robot o procesador de alimentos la harina de avena, la almendra, la harina de quinoa y el lino, añadiendo canela si se desea, con un poco de sal. Añadir la mantequilla de cacahuete, el yogur y la pasta de dátil, o usar un par de dátiles crudos sin hueso.
Mezclar bien hasta obtener una textura como de migas y echar leche o agua poco a poco, trabajando a mano hasta obtener una masa húmeda pero no pegajosa. Esto se puede hacer también a mano. Estirar con un rodillo, entre láminas de papel antiadherente para que sea más fácil, y llevar a un molde de tarta rizado (25-28 cm) previamente engrasado con aceite.
Ajustar bien con las manos procurando que no quede muy gruesa, recortando el posible exceso de masa. Pinchar la base con un tenedor y hornear unos 10-15 minutos, solo hasta que empiece a dorarse. Sacar y dejar enfriar.
Batir en un recipiente todos los demás ingredientes con unas varillas manuales o eléctricas, hasta tener una masa espesa homogénea, sin grumos. Probar si se desea y ajustar la cantidad de edulcorante o especias al gusto. Para darle un color más intenso, se puede añadir cúrcuma molida.
Echar sobre la base precocida con cuidado. Hornear bajando la temperatura a 175ºC, unos 30-35 minutos, hasta que esté cuajada. Comprobar el punto pinchando el centro con un palillo. Dejar enfriar por completo antes de cortar, y guardar, si sobra, en la nevera.
Con qué acompañar la tarta de calabaza
La tarta de calabaza es un postre o merienda estupendo para tomar ocasionalmente en estos días de otoño, con raciones comedidas. La tradición manda coronarla con nata montada, pero no es imprescindible y siempre podemos añadir una porción de yogur que nos haya sobrado, aromatizado con canela molida o vainilla. Nada mejor que un café o infusión aromática para acompañar.
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