Uno de los mitos más extendidos con respecto a las cenas es que es recomendable cenar un par de horas antes de irnos a la cama. Entre otras cosas, se dice que es porque es malo irnos con el estómago lleno a dormir, pero también porque afecta a nuestros niveles de glucosa en sangre.
Sin embargo, una nueva investigación longitudinal señala que podrían no existir evidencias de que dejar dos horas entre le cena y el irnos a dormir influya de ninguna manera en nuestros niveles de glucosa en sangre.
Para llevar a cabo este estudio, los investigadores llevaron a cabo una investigación longitudinal de tres años (2012, 2013 y 2014) en los que analizaron información de hasta 1570 adultos sanos. Todos ellos eran personas de mediana edad o adultos mayores y que no presentaban ninguna condición que estuviera relacionada con la diabetes. En concreto dos terceras partes de la muestra eran mujeres y también dos terceras partes eran personas mayores de 65 años retiradas.
Al realizar en análisis tuvieron en cuenta, entre otras cosas, los hábitos de alimentación, si eran fumadores o no y en qué cantidades, el peso que habían ganado en los 20 años anteriores, el nivel de actividad física, el consumo de alcohol diario, la velocidad con la que comían, etc. Además, tuvieron en cuenta cuánto tardaban en irse a dormir después de la cena - la mayoría lo hacían sin dejar pasar las dos horas recomendadas -.
Lo resultados encontrados por los investigadores señalan que todas las demás variables parecían estar mucho más relacionadas con los niveles altos de glucosa en sangre, así como con los riesgos asociados (diabetes, enfermedad cardiovascular, etc.) de lo que lo estaba el respetar o no las dos horas posteriores a la cena.
En este sentido, los investigadores señalan que podría no valer de nada irnos a dormir dos horas después de haber cenado si no cuidamos nuestra alimentación, reducimos nuestro consumo de tabaco y alcohol y mantenemos una actividad física habitual. Los investigadores consideran que puede ser más beneficioso que nos vayamos a dormir pronto - sin pensar en esas dos horas - y cuidemos nuestra salud por medio de nuestros hábitos.
En cualquier caso, al analizar los resultados es importante que tengamos claro que esta investigación se llevó a cabo en Japón - donde tienen un estilo de vida y de alimentación particular - y podrían no extenderse a otros países. Sería necesario llevar a cabo más investigaciones en otros países (y al margen de las observacionales) para poder asegurar la replicabilidad de los resultados en otros lugares.
Sin embargo, no deja de ser interesante el planteamiento y la idea de prestar especial atención a nuestros hábitos generales, como estilo de alimentación, consumo de alcohol o sedentarismo. Esta es la base de una estilo de vida saludable y de la reducción de los riesgos de mortalidad.
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