La población mundial está envejeciendo, debido a un incremento en la esperanza de vida y un descenso de la natalidad. Con este incremento del envejecimiento de la población viene asociada una mayor tasa de personas dependientes.
La realidad es que, todos envejecemos sin remedio y, mientras no se encuentre un método para dejar de hacerlo, debemos tratar de hacerlo lo mejor posible. En los últimos años se ha puesto de moda el término envejecimiento activo, o envejecimiento positivo, como forma de llegar a la vejez de una manera más saludable y menos dependiente. A qué se refieren, exactamente, como envejecimiento activo. ¿Qué es envejecer activamente y cuáles son las prioridades?
Envejecimiento activo
El envejecimiento activo es un tema de interés e investigación desde los años ochenta, pero la realidad es que los expertos no acaban de ponerse totalmente de acuerdo en qué significa envejecer activamente o con éxito.
Lo podemos entender como salud física: autonomía, ausencia de enfermedad, buen funcionamiento cardiovascular y pulmonar, entre otros.
Se puede entender también como el mantenimiento de un buen funcionamiento intelectual y cognitivo.
Otra posible definición es la de la satisfacción con la propia vida y bienestar emocional y psicológico.
La realidad es que, probablemente, el envejecer con éxito sea una mezcla de todas esas condiciones. En general, y teniendo en cuenta modelos más integradores, podemos entender el enjevecimiento activo como una baja probabilidad de enfermar y de discapacidad asociada, con un alto funcionamiento cognitivo y físico y un alto compromiso con la vida.
Sabiendo esto, ¿qué podemos hacer nosotros para llevar a cabo un envejecimiento activo?
El ejercicio físico como clave
Los beneficios en la salud física son, actualmente, casi indudables. El ejercicio físico mejora el sistema inmune, la salud cardiovascular, la musculatura, mejora la incidencia de la diabetes y, por supuesto, la obesidad.
Pero los beneficios en la salud física no son los únicos que nos aporta el ejercicio. También aporta mejoras cognitivas y psicológicas, mejorando la funcionalidad cognitiva, el estado de ánimo y el humor y reduciendo los síntomas ansiosos y depresivos.
Además, en lo que al compromiso con la vida se refiere, la participación en programas de ejercicio favorece que las personas mayores gocen de una más amplia y satisfactoria integración social y cultural según la OMS. Además de ayudarles a crear nuevas amistades y mejorar su círculo social.
Por supuesto, hay otras actividades e indicadores que favorecen un envejecimiento activo y exitoso, como el cuidado de la alimentación, mejorar la percepción de autoeficacia, los ejercicios para la activación mental o el mantenimiento de relaciones sociales positivas, y todas ellas deben tenerse en cuenta al implementar un programa de envejecimiento activo, pero la clave del ejercicio físico es que cubre todos los aspectos requeridos para promover y conseguir un envejecimiento exitoso, menos dependiente, y reducir la mortalidad.
El ejercicio físico no es solo cosa de jóvenes, ni mucho menos de modas. Hacer algún tipo de actividad física nos beneficia a lo largo de toda la vida y, especialmente, en la edad adulta, nos ayuda a vivir más años de forma más saludable, autónoma y feliz.
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