El olor de pies no es agradable en ninguna época del año, pero en verano parece que todavía huelen más. La duda es saber si realmente huelen peor, o es simplemente que con tanta piscina, playa, sandalias y chanclas - por no hablar de las zapatillas sin calcetines - es mucho más difícil disimular esos olores.
Tanto si se trata de un problema empeorado por el calor, como si lo único que necesitamos es evitar tener que ir con botas y calcetines altos todo el verano para no incomodar a los de nuestros alrededor, vamos a intentar ver qué podemos hacer para poner remedio a este mal olor.
Olor de pies en verano
La realidad es que sí, en verano lo pies pueden llegar a oler peor o más a menudo. Incluso en el caso de personas a las que durante el resto de año no le huelen. El motivo es sencillo: con el calor nuestros pies sudan más.
El sudor, en sí mismo, no tiene olor. Este mal hedor viene provocado por las bacterias que viven en nuestra piel. Estas bacterias se alimentan de dicho sudor - además de de los restos muertos de piel - y después expulsan ciertas moléculas que son las que causan el mal olor. Este tipo de bacterias se encuentran en mayor concentración en axilas, pies y genitales.
Al acumularse sudor, las bacterias tienen más de lo que alimentarse y provoca que proliferen - dado que les gustan los lugares húmedos - por ello con el calor del verano, si los pies nos sudan más, pueden acabar oliendo más.
Si a este calor le unimos un calzado que no sea transpirable, con un material poco adecuado que no permita la respiración de la piel, la situación empeorará y el olor será todavía más grave.
Otro posible motivo, si el olor es muy fuerte, es que tengamos algún tipo de infección u hongos.
Qué podemos hacer para evitar el mal olor de pies
Escoger un calzado adecuado
En esta época debemos poner especial atención al tipo de calzado que utilizamos. En el caso de que tengamos problemas de olor en los pies, lo mejor que podemos hacer es escoger un calzado hecho de un material transpirable y evitar materiales como la polipiel o el plástico. En estos casos tanto los calzados hechos de piel como de tela son más recomendables. Utilizar sandalias de un buen material también es una opción.
Mantener una buena higiene
Limpiarnos bien y diariamente los pies nos ayudará a mantener el olor alejado de nuestras extremidades. De no hacerlo, las bacterias se acumularan y proliferarán, de manera que el olor será todavía peor.
No solo es el calzado, también los calcetines
Se suele recomendar la utilización de calcetines de algodón o de fibras naturales ya que son más transpirables que los calcetines hechos a base de materiales sintéticos. Sin embargo, no siempre es la mejor opción, ya que el algodón absorbe mucha humedad y una vez que están mojados se mantienen mojados por lo que pueden ayudar a la proliferación de bacterias y al mal olor. Por ello, si vamos a sudar especialmente, nuestra mejor opción es llevar un recambio para asegurarnos de que los pies no pasan mucho tiempo húmedos.
Utilizar un desodorante de pies
Para evitar el exceso de sudoración podemos utilizar un desodorante o antitranspirante. El desodorante actúa sobre las bacterias mientras que los transpirantes evitan la producción de sudor. La elección de uno sobre el otro dependerá de nuestras necesidades y preferencias, pero cualquiera de ellos puede ayudarnos a reducir el olor.
Mantener los pies secos
Intentar mantener los pies lo más secos posible facilitará que las bacterias no se sientan tan cómodas como para proliferar, ya que les gustan los lugares húmedos. Esto ayudará a reducir el mal olor y la incomodidad.
Acudir a un especialista
En algunos casos nada de esto funciona. Por ello, si la situación es grave y nada lo remedia, nuestra mejor opción es acudir a nuestro médico, dermatólogo o a un podólogo para que puedan valorar nuestra situación particular y descartar un problema más grave como una infección.
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