El frío es algo propio de los meses de invierno en los que estamos. Las bajas temperaturas son las causantes de infinidad de males en el organismo. Entre los más importantes destacan los resfriados tradicionales, la gripe y demás infecciones causadas por las bajas temperaturas del invierno. Pero no solo estos son los males que se derivan de los rigores del tiempo, sino que el frío también causa dolores a muchas personas a nivel muscular o articular. Por ello vamos a ver a qué se deben.
En anteriores ocasiones hemos comentado que el frío tiene efectos directos sobre el organismo como el aumento del gasto calórico para mantener la temperatura corporal de manera constante. Otro cambio que se produce en el cuerpo es la tensión que aumenta a nivel muscular debido a la contracción de los músculos a causa del frío. Esta podría ser la causa de los dolores que aparecen en inviernos en muchas partes de nuestro cuerpo.
Las bajas temperaturas tienen una serie de efectos sobre nuestros músculos. A lo largo de todo el invierno, sobre todo en los meses de noviembre, diciembre, enero y febrero los músculos permanecen más contraídos que el resto del año, algo que obliga a que las articulaciones también se muestren más rígidas, ya que tanto los tendones como todas las fibras musculares están más contraídas que de costumbre. Este hecho genera una presión enorme en las articulaciones que en muchos casos acaba por provocar dolor, sobre todo en casos en los que tenemos antecedentes de fracturas articulares u óseas.
Estos dolores se producen por la dificultad que el cuerpo tiene de entrar en calor. Las articulaciones tardan mucho más en ponerse a funcionar de manera correcta, y es que en invierno siempre es recomendable calentar mucho más las articulaciones para evitar las molestias en las mismas. Pero este dolor se agrava en personas que ya padecen lesiones previas en articulaciones o músculos de su cuerpo, ya que se agravan al presentarse rígidos y tirante los músculos, tanto que al realizar movimientos dolerán.
En muchas personas la sensación provocada por el frio es tal que las articulaciones afectadas dejan de responder de manera correcta. Los dedos, una de las partes más afectadas, pierden movilidad y se quedan casi rígidos impidiendo que podamos asir objetos con fuerza. Para evitar esto es necesario que mantengamos el calor en las articulaciones mediante el uso de ropa y calentadores en las partes afectadas, guantes en las manos… Es importante abrigarnos para no hacernos más daño en las articulaciones, ya que la tirantez muscular las afectará deteriorándolas poco a poco.
Imagen | mömom
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