¿Messi o Ronaldo? ¿Federer o Nadal? Las comparativas son odiosas, o eso dicen. ¿Por qué elegir entre dos personas o elementos muy buenos si podemos quedarnos con lo mejor de los dos? Eso ocurre en la rama sanitaria cuando demonizamos los medicamentos o no le damos al ejercicio físico el lugar que merece. ¿Y si en lugar de quedarnos con los medicamentos o con el ejercicio físico, nos quedamos con los dos? Un nuevo estudio evalúa qué le ocurre a la efectividad de un medicamento contra el cáncer cuando se suma el ejercicio físico a la ecuación.
El ejercicio físico como herramienta eficaz para potenciar la terapia contra el cáncer
Un grupo de investigadores ha publicado recientemente su estudio en la revista Brain, Behavior, and Inmmunity cómo afecta el ejercicio físico a la efectividad de un fármaco para el tratamiento del cáncer de sangre. La leucemia, al igual que otros cánceres, se trata con terapia farmacológica para administrar anticuerpos con los que hacer frente a la enfermedad con más garantías.
Los investigadores de universidades de Birmingham y Bath descubrieron en su estudio que una simple serie de ejercicio físico de moderado a vigoroso aumentaba el número de células inmunitarias anticancerígenos. A estas células se les conoce como células asesinas naturales o "natural killers".
Este hallazgo pone aún más en relieve la importante de sumar ejercicio físico a los tratamientos frente al cáncer. Con este tipo de investigaciones se puede ir acotando cada vez más cómo sumar efectividad a los tratamientos farmacológicos, lo que determina en última instancia el éxito frente a la enfermedad.
De momento, los investigadores han demostrado que el ejercicio físico funciona en ese objetivo, haciendo que la terapia con anticuerpos en la leucemia linfocítica crónica (un cáncer de glóbulos blancos muy común en zonas como Reino Unido) sea más eficaz junto con el ejercicio que por sí sola.
Gracias al ejercicio físico, las células asesinas naturales reconocen y atacan mejor a las células cancerosas, por lo que hay más probabilidades de eliminarlas. El ejercicio llevado a cabo fue de una serie de 30 minutos de ciclismo a una intensidad de moderada a vigorosa.
Después del ejercicio físico, la cantidad de células asesinas naturales aumentó en un 254%, además de ver un aumento del 67% de exposición de células cancerosas. La combinación de ambos escenarios hacía que en primer lugar las células cancerosas "escondidas" se "dejen ver" y en segundo lugar que puedan ser neutralizadas con más efectividad.
Este nuevo estudio se suma a la evidencia ya existente que ha ido demostrando investigación tras investigación que el ejercicio físico es el tratamiento eficaz para potenciar las terapias farmacológicas utilizadas frente al cáncer.
Referencias
Harrison D. Collier-Bain, Annabelle Emery, Adam J. Causer, Frankie F. Brown, Rebecca Oliver, David Dutton, Josephine Crowe, Daniel Augustine, John Graby, Shoji Leach, Rachel Eddy, Daniela Rothschild-Rodriguez, Juliet C. Gray, Mark S. Cragg, Kirstie L. Cleary, Sally Moore, James Murray, James E. Turner, John P. Campbell. A single bout of vigorous intensity exercise enhances the efficacy of rituximab against human chronic lymphocytic leukaemia B-cells ex vivo. Brain, Behavior, and Immunity, 2024; 118: 468 DOI: 10.1016/j.bbi.2024.03.023
Imágenes | Michelle Leman (Pexels), Thirdman (Pexels)
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