Una persona a la que le sobran 15-20 kilos para alcanzar su peso ideal puede tardar meses en completar el proceso. El objetivo final será perder todo ese peso, pero es un objetivo lejano, que perderemos de vista rápido y hará que la motivación y las ganas de adelgazar se esfumen. Debemos plantear objetivos fáciles de conseguir a corto plazo.
Tener una meta asequible a corto plazo hará que nos pongamos más las pilas y que estemos más motivados a conseguirlo, porque será como una batalla ganada en la guerra y dará un empujón a la motivación que necesitamos.
Plantéate por ejemplo perder 0,5 kg por semana. Este es un objetivo real y asequible, un reto que podemos conseguir haciendo ejercicio y moderando la dieta. Cada mes también puedes plantearte en una semana ganar un poco más de ese 0,5 kg y las semanas que sean más difíciles como las fiestas, el objetivo puede ser mantenerse en el peso, ni ganar ni perder.
Y no solo hay que plantearse objetivos a corto plazo con la báscula, también puedes hacerlo con el ejercicio: correr 1 kilómetro más cada semana, o con la dieta: beber solo agua en las comidas de esa semana.
Perder peso es una carrera de fondo, como una gran vuelta ciclista, si piensas en hacerla de un tirón, te resultará imposible, pero por etapas u objetivos, se hace mucho más llevadera y te demuestra que si puedes conseguir pequeñas metas, al final podrás conseguir tu gran objetivo.
Por tanto, en nuestro proceso para adelgazar ya tenemos los dos puntos fundamentales para empezar:
Imagen | Jeff Turner
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