Aunque no nos demos cuenta la mayoría del tiempo, nuestro cuerpo tiene un sistema interno de regulación del tiempo que marca el ritmo al que se producen tareas como la alimentación, el descanso, el crecimiento, la reparación celular, etc. Esos ritmos, llamados ritmos circadianos, se regulan principalmente por la luz natural que recibimos.
Se mantienen estables casi siempre, excepto en las semanas en las que cambiamos la hora y en las personas que trabajan de noche o por turnos y van rotando. A ellos, estos ritmos pueden terminar cambiándoles tanto que tengas problemas para dormir, de humor y estomacales.
De hecho, un estudio reciente sugiere que trabajar a turnos puede terminar descoordinando los ritmos cerebrales y los digestivos totalmente, de forma que acaben yendo cada uno por su lado.
Tres turnos de noche, un descontrol de 12 horas
El problema es que solo tres jornadas con el turno de noche tienen poco impacto en el reloj interno de nuestro cerebro, pero sí puede causar que se descontrolen las funciones digestivas, provocando un retraso de hasta 12 horas en sus tareas. Esto explicaría por qué las personas que trabajan de noche y las que tienen jet lag sufren dolor de estómago y otras molestias estomacales que desaparecen una vez que el cuerpo se ajusta al nuevo horario.
"Uno de los primeros síntomas que tiene la gente cuando viaja a través de distintas franjas horarias es cierta incomodidad intestinal, y el motivo es que los ciclos digestivos se han desincronizado con el reloj biológico central", explica Hans Van Dongen, director del centro de investigación del sueño de la Universidad del Estado de Washington, autor del estudio.
El experimento
Para su investigación Van Dongen reclutó a 14 voluntarios sanos de entre 22 y 34 años a su laboratorio del sueño, y les dividió en 2 grupos: los primeros pasaron tres días simulando un turno de día, y durmiendo de 10 de la noche a 6 de la mañana, y los otros un turno de noche, durmiendo de 10 de la mañana a 6 de la tarde.
Durante las siguientes 24 horas, extrajeron muestras de sangre de los voluntarios cada 3 horas y los analizaron para medir los niveles de melatonina y cortisol, hormonas que aumentan o disminuyen según el momento de nuestros ciclos circadianos, así como otros compuestos asociados a la actividad digestiva.
Los resultados mostraron cuánto pueden descompasarse los distintos sistemas de nuestro cuerpo: hacer tres turnos de noche seguidos desubicaba el ritmo del cerebro una media de dos horas, pero el digestivo, hasta 12 horas.
Los resultados de este estudio hay que tomarlos con precaución porque se trata de un estudio todavía muy pequeño, pero de confirmarse serían el primer paso para un cuidado más efectivo de la salud de los trabajadores por turnos.
Este artículo fue originalmente publicado por Rocío Pérez en julio de 2018 y ha sido revisado para su republicación.
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