Nuestros hábitos pueden condicionar considerablemente esperanza de vida; es por eso que te mostramos cuáles son los tres alimentos que incluidos como parte de una dieta sana después de los 40, pueden sumar 10 años de vida.
Dieta sana para vivir más y mejor
Claro está que nuestra alimentación puede ralentizar el envejecimiento dependiendo de los ingredientes y compuestos que se incluyen en el día a día. Así, un estudio publicado en la revista Nature Food señala que cuanto antes modifiquemos nuestra dieta a favor de la salud más años de vida podemos ganar.
Concretamente, si a partir de los 40 años modificamos de manera sostenida nuestra alimentación de manera positiva podemos ganar hasta una década de vida.
La investigación se realizó con más de 460,000 participantes del Biobanco de Reino Unido que tenían entre 40 y 69 años y se observaron sus hábitos alimenticios y los cambios que llevaron a cabo en su dieta durante un período de seguimiento medio de 30 años.
Los resultados señalan que aquellas personas de mediana edad que cambiaron su dieta poco sana por un patrón alimentario más favorable agregaron hasta 10 años más a sus vidas, alejándose enfermedades metabólicas, infecciosas y otras.
En concreto, la alimentación más beneficiosa se caracterizaba por presencia moderada de cereales integrales, frutas, pescado y carnes blancas; un elevado consumo de leche y lácteos, verduras, frutos secos y legumbres; una ingesta relativamente baja de huevos, carnes rojas y bebidas azucaradas; y un bajo consumo de cereales refinados y carne procesadas.
Así, se sabe que los alimentos qué más influencias tuvieron, es decir que más se asociaron con una mayor longevidad fueron los frutos secos, las legumbres y los cereales integrales, que se aconsejan no falten en la dieta habitual como parte de una alimentación equilibrada después de los 40.
Modificar la dieta siempre es favorable para vivir más y mejor, sin embargo sí adoptamos un patrón dietético más sano recién a los 70 años únicamente podemos sumar cinco años de vida, mientras que modificando favorablemente nuestra alimentación a los 40 podemos extender nuestra esperanza de vida en una década.
Si bien el estudio tuvo en cuenta múltiples factores de confusión como el consumo de alcohol, la actividad física, el tabaquismo y otros; hay que aclarar que estos tres alimentos no son mágicos y por su sólo consumo no van a modificar la esperanza y calidad de vida, sino que resulta clave incorporarlos en el marco de una alimentación equilibrada que optimice nuestro patrón dietético cotidiano y de esta forma, puede ayudarnos a reducir el riesgo de muerte prematura y por el contrario, conseguir una mayor longevidad.
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Imagen | Farhad Ibrahimzade