La velocidad sin duda no define a los corredores, aunque en las competiciones los tiempos sí cuentan. Sin embargo, los corredores lentos no sólo son corredores también, sino que tienen ventajas.
Corredores lentos vs. rápidos
Durante mucho tiempo hemos creído que para ser un verdadero runner o corredor se debe correr a determinada velocidad, es decir que ser rápido era clave para poder definirse como un corredor de verdad.
Sin embargo, un corredor con muy buenos tiempos puede ser en realidad un corredor lento en la mayor parte de sus entrenamientos, promediando velocidades de no más de 8 km/hora.
Aunque consideremos que esto es una velocidad muy baja para un verdadero corredor, generalmente estos corredores logran mejores tiempos en maratones y otras competiciones logrando de esta forma un rendimiento superior a sus pares más rápidos.
Este es el caso de la corredora Kim Clark que logra muy buenos tiempos en maratón y que también es entrenadora y comparte en Instagram sus planes de entrenamiento y tips de carrera.
Como el caso de Kim Clark hay un montón más que corriendo lento logran igualmente ser un corredor habitual y beneficiarse de ello, al igual que los corredores que no han superado nunca los 10km de distancia recorrida o quiénes corren de forma recreativa con regularidad, pero jamás han competido o participado de una maratón.
Las ventajas de correr lento
Correr lento en el día a día y sobre todo como parte de los entrenamientos habituales, puede tener grandes ventajas por sobre los que entrarán corriendo a gran velocidad.
Concretamente, para mejorar la economía de carrera resulta mucho más beneficioso correr de forma habitual a una velocidad reducida, ya que hay investigaciones que así lo comprueban señalando que todas las estrategias utilizadas permiten un mayor rendimiento y se traducen en mayores beneficios en los corredores más lentos. Es decir, logran una mejor economía de carrera o un consumo máximo de oxígeno eficiente.
Por otro lado, aunque parezca contradictorio, los corredores lentos pueden mejorar su velocidad en mayor medida que los corredores rápidos, por lo que para rendir más y mejor, todo indica que resulta más favorable correr lento en la mayor parte de nuestros entrenamientos.
Como si fuera poco, quienes corren lento la mayor parte del tiempo tienen un menor desgaste físico, menos estrés a nivel corporal y por lo tanto, logran ritmos más rápidos en una competición o lo que es igual, enfrentan de forma más efectiva situaciones estresantes.
A nivel mental y emocional el corredor más lento no se desgasta, sino que conserva su entusiasmo y voluntad para esforzarse y para rendir igual o mejor en cada entrenamiento.
Los estudios al respecto señalan que el predominio de entrenamiento de baja intensidad y larga duración combinado con una menor cantidad de entrenamientos de alta intensidad, puede ser lo ideal para ganar dominio técnico y optimizar el rendimiento en situaciones de estrés.
Por lo tanto, correr lento tiene grandes ventajas, pues por un lado puede reducirse el riesgo de sufrir lesiones por sobrecarga o el desgaste físico y por otro, podemos lograr o conservar una buena técnica a lo largo de todo nuestro recorrido corriendo debido a que no estamos agotados al completo.
Esto también se traduciría en un mejor rendimiento o lo que es igual, en mejores velocidades a la hora de competir, por lo que un corredor lento no sólo también es un corredor, sino que puede tener muchos beneficios por sobre los corredores rápidos.
Qué es correr lento
Aunque parece obvio que correr por debajo de los 10 km/hora es una velocidad lenta, la realidad es que esta definición depende de cada persona o corredor.
Entonces, podríamos decir que son corredores lentos aquellos que mientras corren su ritmo les permite establecer una conversación fluida. Es decir, cuya intensidad permita hablar con tranquilidad sin que la respiración exigida lo altere.
Si tenemos un pulsómetro, podemos correr a un 60-70% de nuestra frecuencia cardíaca máxima, que constituye una intensidad media suave.
Ya sabes correr rápido en algunas ocasiones puede ser una buena forma de acostumbrarnos a la alta intensidad en los entrenamientos; sin embargo, priorizar los entrenamientos a una velocidad lenta o reducida parece ser lo más apropiado para no desgastar el cuerpo, conservar la motivación y lograr resultados.