Más allá de las consideraciones "místicas" que cada cual le puede atribuir, el yoga ha demostrado ciertos beneficios para la salud relacionados con el estrés y la actividad física. ¿De qué hablamos?
La artritis, la fuerza y flexibilidad, el dolor lumbar y hasta la salud cardiovascular podrían verse beneficiadas de practicar yoga. Así lo demuestran varias revisiones y estudios realizados sobre esta disciplina.
Reducir el sedentarismo, mejorar nuestro cuerpo y nuestra salud
La implicación más directa de practicar yoga, tal y como puede dictar la razón, es el aumento de actividad física. Esto tiene una serie de interesantes beneficios físicos y metabólicos, así como preventivos. Según los estudios, el yoga ayuda a reducir el sedentarismo y, con él, muchos de los problemas que se relacionan con este.
Por ejemplo, varios estudios han comprobado que el yoga puede ayudar a aliviar el dolor y la discapacidad causada por la artritis, lo que podría servir como complemento a la medicación. También se ha comprobado un interesante efecto cardioprotector. Por ejemplo, algunas revisiones han comprobado que disminuye el peligro de sufrir ateroesclerosis o, incluso, de mitigar sus consecuencias ante la enfermedad.
El yoga es una actividad perfecta para aumentar la fuerza muscular y la flexibilidad. Aunque no es tan intenso como otro tipo de actividades físicas, su capacidad de entrenar ciertos grupos musculares concretos según el ejercicio puede ser una alternativa nada deleznable del entrenamiento funcional.
Por otro lado, esta revisión ha comprobado que el yoga ofrece una serie de interesantes beneficios para pacientes con enfermedades de origen musculoesqueléticas y respiratorias, además de ayudar a regular los niveles de presión sanguínea, la respiración y el ritmo cardíaco.
El yoga también parece eficaz, según los estudios, a la hora de reducir el dolor lumbar, probablemente por una cuestión muscular y de flexibilidad, o puede que de atención. Por último, en cuanto a cuestiones relacionadas con el sedentarismo, también se ha comprobado que el yoga tiene unos efectos positivos muy interesantes a la hora de gestionar el sobrepeso y la obesidad, aunque lo hace debido a las rutinas y cambios de vida que promueve, no al practicarlo en sí, parece ser.
Las evidencias de que el yoga reduce el estrés
El yoga, sin embargo, se ha mostrado especialmente eficiente a la hora de tratar problemas como la ansiedad, la gestión de emociones o la depresión. Sabemos que practicar yoga ayuda a reducir los indicadores típicos del estrés, como los niveles de cortisol, la hormona asociada a esta disposición emocional. Algunos estudios recientes han comprobado que el yoga es una medida efectiva para reducir los niveles de ansiedad. También se ha comprobado que esta práctica puede ayudar contra la depresión.
Es difícil comprender por qué el yoga presenta los resultados que presenta, ya que algunas relaciones no ha sido comprobadas con resultados claros. Sin embargo, podemos tratar de lanzar algunas hipótesis que concuerden con lo que sabemos sobre el estrés, la fisiología y el ejercicio. Al fin y al cabo, practicar yoga consta de otros fenómenos psicológicos y fisiológicos comunes a otros deportes.
Nuestro cerebro tiene una serie de mecanismos neuronales para fijar conductas que son positivas y contrarrestar otras negativas. Así, los procesos relacionados con el estrés y la ansiedad implican todo tipo de hormonas y moléculas encargadas de controlar la respuesta corporal: adrenalina, noradrenalina, hormonas andrógenas, glucocorticoides... Como ocurre con el ejercicio y el yoga, cuando realizamos ciertos esfuerzos, nuestro cuerpo fija cierta sensación de recompensa segregando hormonas como las endorfinas, que nos ayudan a repetir el comportamiento.
Por otro lado, practicar yoga consta de elementos fenómenos psicológicos y fisiológicos muy benficiosos. Entre los primeros, por supuesto, encontramos la rutina y la disciplina. Estas dos son esenciales para romper la sensación de bloqueo a la que se enfrenta una persona con ansiedad, y son muy efectivas para sortear el estrés. Este efecto psicológico se asienta mejor gracias al fisiológico.
Cómo practicar yoga en 2020 (o cualquier otro año)
Como hemos visto, practicar yoga de manera regular es un fórmula adecuada para mejorar en muchos aspectos nuestra salud. Las razones principales se esconden tras un aumento de ejercicio físico de manera regular y una predisposición al mismo además de otras cuestiones fisiológicas y psicológicas. Pero ¿cómo lo hacemos si jamás lo hemos practicado? 2020 puede ser un buen año para comenzar.
Una buena manera de hacerlo es con algo de instrucción. Si no queremos ir a un gimnasio, Pocket Yoga, por ejemplo, puede ser una buena manera de empezar. Una vez que nos decidamos a practicar, podemos escoger una serie de posturas, según nos interesen. Para complementar tu entrenamiento, por ejemplo, podemos optar por estas siete que están destinadas a mantener nuestra flexibilidad. El esfuerzo que suponen, sin ser muy elevado, servirá para promover los beneficios de los que hablábamos.
Para comenzar de cero, además, tenemos otra opción con estas nueve posturas con las que iniciarte. También podemos practicarlo con intención relajante, con estas posturas, por ejemplo. Y es que, lo mejor del yoga es que podemos escoger lo que queramos en cada momento y según nuestras necesidades.
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