Con frecuencia escuchamos que el ejercicio físico abre el apetito y que cuándo más energía gastamos, más hambre experimentamos.
Sin embargo, un reciente estudio contradice y refuta con su hallazgo dicha creencia, ya que el sedentarismo no sólo causaría daños al reducir el gasto calórico.
Según la investigación estadounidense, estar sentado en el sofá o pasar largas horas sin movilizarse, no sólo reduce el gasto calórico diario, sino que incrementa el apetito y por ello, podría conducir a una mayor ingesta de alimentos.
Es decir, el sedentarismo no sólo enferma a nuestro cuerpo porque reduce la movilidad, la funcionalidad y el gasto energético, sino que contribuye a un balance calórico positivo al incrementar la sensación de hambre.
Para arribar a estos resultados, se evaluaron 3 pares de personas jóvenes, delgadas y en buena forma física, a los cuales se sometió a 3 situaciones distintas, mientras se suministraba a los participantes una dieta con calorías iguales para todos los grupos evaluados.
A los evaluados se les cuestionó acerca de su apetito y los individuos expresaron sentirse menos saciados, con más hambre y más deseo de comer cuando estaban inactivos físicamente.
Si bien el estudio es preliminar, los investigadores señalan que estar sentados por largos períodos de tiempo incrementa el hambre, mientras que actividades de baja intensidad, como el simple hecho de caminar, reducen el apetito.
Ésto podría explicar porqué las personas que están frente al ordenador o la televisión largas horas comen más, además de que en ellos influye la falta de conciencia sobre lo que se ingiere.
Por otro lado, si una persona sedentaria experimenta más hambre, sumado a su bajo gasto calórico, estaría en severo riesgo de obesidad, y con ésta, en peligro cardiovascular.
En mi opinión deberíamos esperar al estudio completo que explique el mecanismo por el cual el sedentarismo produce un incremento del hambre. Pero aún así, la inactividad física es un estado carencial que realmente nos enferma, y se ha comprobado que, a largo plazo, el ejercicio físico es anorexígeno, es decir, reduce el apetito.
Por lo tanto, la falta de actividad física perjudica a nuestro cuerpo más de los que creemos, mientras que vivir sanamente y en actividad por sobre todas las cosas, es un eficiente salvavidas.
Vía | Salud
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lorena carolina
NO COINCIDO MUCHO, CREO QUE ESTÁN MEZCLANDO HAMBRE CON ANSIEDAD, CON EL SEDENTARISMO, EL ABURRIMIENTO, UNO LO QUE HACE ES PASAR PENSANDO EN COMER, PICOTEAR, SE DA MEDIA VUELTA Y SE ABRE LA HELADERA, SE ABRE EL ARMARIO, Y ASÍ SE VA EL DÍA, PERO NO ME PARECE QUE ESE APETITO DEL QUE HABLA EL ARTÍCULO SEA DEBIDO A QUE EL CUERPO ESTÉ PIDIENDO MÁS CALORIAS, ESO ES ANSIEDAD. HACIENDO EJERCICIO ES MÁS LOGICO QUE TE DE HAMBRE, PORQUE SE GASTA MÁS ENERGÍA POR LO TANTO EL CUERPO VA A AVISAR QUE HAY QUE REPONERLA, TAMPOCO ES QUE SE TERMINA DE HACER EJERCICIO CON HAMBRE, EN MI CASO POR EJEMPLO EJERCITO 6 30 DE LA MAÑANA, A MEDIA MAÑANA COMO FRUTA, Y AL MEDIODÍA TENGO MÁS HAMBRE DE LO COMÚN, PERO NADA MÁS QUE ESO. ES UNA OPINIÓN NADA MÁS! SALUDOS!
guillemadrid
A mi en menor medida me está afectando el sedentarismo vacacional. Uno se levanta y a encender el ordenador y ver tv. Por muy poco que se coma si no se hace nada se engorda. Justamente porque estoy bajo un tratamiento medico que me impide tomar mucho sol y solo puedo ir a la alberca los días nublados.
raver
Yo he experimentado alguna vez el fenómeno de estar tan cansado después de hacer ejercicio que no podía ni comer. Sobre todo, me ha ocurrido cuando he salido a correr antes desayunar.
Supongo que es un caso extremo de la pérdida de apetito si realizas ciertas actividades físicas…
Gabriela Gottau
Por supuesto raver, el ejercicio físico no debería reducir el hambre por que de tan cansado que te encuentras no deseas comer. Pero sí es realidad que la actividad física moderada reduce el hambre fisiológico aún sin que nos demos cuenta de ello.