"Suda esos kilos de más". Seguro que has escuchado alguna vez una frase parecida a esta. Este aforismo, si es que podemos llamarlo así, se plantea como una auténtica regla: "Para adelgazar hay que sudar". A veces, como una interpretación: "Sudar adelgaza". Y aquí es donde llegamos al problema.
¿Quién dice que sudar adelgaza y por qué? ¿En qué nos basamos? Este mito parece surgir de una relación poco clara y más bien falsa. Pero la relación entre el sudor y la pérdida de grasa, podríamos decir que existe, pero no como cree la leyenda urbana.
La pregunta del millón: ¿sudar adelgaza?
En sí mismo, el acto de sudar no sirve para adelgazar. ¡Cómo! ¿Choca con lo que habías oído? Probablemente. El mito de que sudar ayuda a perder peso está tan extendido que lo acogemos con naturalidad. Sin embargo, el fenómeno fisiológico apenas tiene gasto calórico. Su cantidad es totalmente despreciable.
Por tanto, no tiene mucho sentido hablar del sudor como un procedimiento por el cual podemos adelgazar. Pero veámoslo un poco más de cerca: sudar consiste en excretar agua, con algunas pocas sales minerales, algo de grasa (una cantidad ínfima) y otras sustancias. Esto se realiza debido a una señal producida por nuestro sistema nervioso.
Las glándulas sudoríparas comienzan a acumular agua y a expulsarla. En condiciones extremas podemos llegar a perder hasta 10 litros, en caso de padecer una patología. Pero este proceso apenas tiene gasto metabólico. No es comparable, por ejemplo, al gasto muscular o, incluso, al gasto neuronal. Por tanto, no podemos asociarlo a adelgazar.
Si perdiéramos mucha agua podríamos, efectivamente, perder peso, pero no adelgazar. Además, lo recuperaríamos de inmediato. Este efecto, unido a que sudamos cuando hacemos ejercicio, probablemente es el responsable del mito. También ha podido ayudar el saber que las glándulas sudoríparas expulsan algo de grasa. Pero es una cantidad ínfima.
¿Para qué sirve sudar, entonces?
El sudor tiene una función casi exclusiva: regular la temperatura. Cuando nuestro cuerpo detecta que está aumentando la temperatura de forma notable se activa una señal controlada por nuestro sistema nervioso vegetativo. Esta le indica a la piel que debe comenzar a segregar sudor.
Cuando el sudor se evapora consume energía. El paso de líquido a vapor requiere de un aporte energético adicional conocido como "calor latente" de vaporización. El agua del sudor aprovecha el calor corporal para este fenómeno. El resultado es la evaporación y la bajada de temperatura del cuerpo.
Nuestro cuerpo está preparado para segregar el sudor en el momento en el que una parte está sometida a una temperatura excesiva. Si no fuera así, podríamos "cocernos" dentro de nuestro propio cuerpo. Esto nos lleva a la verdadera relación entre el sudor y la pérdida de peso.
¿Sudar mucho puede estar relacionado con adelgazar? Sí, porque al hacer ejercicio intenso nuestro cuerpo, los músculos, generan mucho calor, que provoca el sudor. Por tanto, si estamos gastando mucha energía, sudaremos. ¿Quiere decir eso que sudar adelgaza? Ni mucho menos. La relación es al revés. Sudar mucho, bajo una sudadera, un plumas o plástico, no nos servirá para perder más grasa.
Para qué más no sirve sudar
Otras opciones de hacernos sudar, por ejemplo en una sauna, tienen como objetivo perder toxinas o quitar un posible exceso de sales. Con este mismo fin, algunas personas se envuelven en plástico con la intención de eliminar las sustancias sobrantes de su cuerpo y perder, así, toxinas.
Esto no tiene ningún sentido, puesto que el sudor no sirve para eliminar toxinas (si es que toxinas hablamos, una palabra muy mal empleada). Tampoco sirve para eliminar otras sustancias. Lo único que conseguimos al sudar es regular nuestra temperatura corporal y perder agua. Por tanto, es absurdo aumentar la deshidratación con la intención de adelgazar.
Es mucho mejor pensar en la comodidad y la higiene mucho más que en aumentar la cantidad de sudor para perder peso. Porque de la otra manera, lo único que estamos perdiendo es algo más de agua y el tiempo.