Cuando tengo que encender el horno procuro aprovechar para preparar varias cosas el mismo día, y casi siempre cae alguna elaboración con legumbres. Los garbanzos al horno con zanahoria y semillas de chía son una variación de las muchas posibilidades con las que podemos jugar, y merece la pena preparar de más.
La chía no es en absoluto imprescindible; en realidad es una idea para darle salida al típico bote que mucha gente tiene en la despensa y no sabe muy bien cómo utilizar. A mí me gusta añadirlas en ensaladas, sopas y salteados de verduras, a veces tostándolas primero. En este caso añaden un punto crujiente muy rico y además aprovechamos sus beneficios sumando más nutrientes al plato. Podéis sustituirlas por otras semillas o frutos secos.
Precalentar el horno a 200ºC y preparar una bandeja o fuente grande, engrasándola con aceite o cubriéndola con papel de hornear.
Escurrir bien los garbanzos y lavarlos con suavidad bajo el grifo. Podemos retirar las pieles que estén sueltas con cuidado. Extender sobre papel de cocina para secarlos un poco, y luego pasarlos a la bandeja de horno.
Lavar y pelar las zanahorias. Cortar en piezas del tamaño de un bocado, más o menos del mismo tamaño, y añadir a los garbanzos. Los dientes de ajo podemos añadirlos enteros simplemente para aromatizar, o podemos picarlos muy finos.
Batir el aceite de oliva con el vinagre, la mostaza y las especias, y repartir sobre la bandeja. Salpimentar, agregar tomillo al gusto y las semillas de chía, mezclando todo muy bien.
Hornear durante unos 40-45 minutos, removiendo de vez en cuando, hasta que la zanahoria esté al punto, no demasiado blanda, y los garbanzos tostados y algo crujientes. Servir con zumo de limón y arroz, añadiendo perejil o cilantro fresco si se desea.
Con qué acompañar los garbanzos al horno
Combinando los garbanzos al horno con arroz ya tenemos un plato bien completo y saciante, que puede ser único en función del tamaño de la ración. En un menú más completo podemos servirlo a continuación de una sopa ligera o crema de verduras, o con una buena ensalada al lado. Si no queremos arroz podemos cambiar la guarnición por verduras asadas (que podemos hacer el mismo día aprovechando el horno), pasta integral o, si queremos más proteínas, tofu a la plancha o incluso pescado.