Sin que su objetivo sea nunca el de sustituir a la fruta o la verdura entera, los smoothies pueden complementar nuestra dieta de una manera muy apetecible y refrescante, sobre todo ahora que cada vez van subiendo más las temperaturas. Este smoothie de aguacate con plátano y lima además es perfecto para aprovechar precisamente la fruta que empieza a madurar demasiado rápido.
Como buen smoothie -y ahí se diferencia de un batido-, su textura es cremosísima y cede casi todo el protagonismo a los ingredientes sólidos, dejando la cantidad de leche o bebida vegetal para que cada uno la ajuste al gusto. Usando plátano congelado además casi se convierte en un helado o nicecream, y de hecho podríamos usar la mezcla para llenar moldes de polo y así convertirlo en un postre saludable muy nutritivo.
Pelar el plátano y cortar en rodajas. Cuanto más maduro, más dulce será el smoothie. Podemos congelarlo ya cortado si queremos que sea más cremoso y refrescante; con una o dos horas puede ser suficiente.
Abrir el aguacate o los aguacates por la mitad, retirar el hueso con cuidado y sacar la pulpa con una cuchara. Para obtener los 300 g aproximados de esta receta podemos usar un ejemplar grande o dos medianos. Trocear y disponer en el vaso de una batidora.
Exprimir el zumo de la lima y añadir a la batidora. Incorporar el plátano y un chorrito de leche. Añadir también si se desea un poco de esencia de vainilla o vainilla en polvo. Empezar a triturar y a remover, añadiendo más leche y triturando hasta obtener una textura homogénea.
Probar y ajustar la cantidad de leche al gusto. Si tuviera un sabor muy fuerte podemos rebajarlo con agua o añadir más zumo de lima. Servir inmediatamente o enfriar un poco más en la nevera. Decorar con ralladura de lima al gusto.
Con qué acompañar el smoothie de aguacate, plátano y lima
Un smoothie cremoso como este apetece cada vez más ahora que se acerca el verano, realmente a cualquier hora del día. Es estupendo en el desayuno, después de entrenar, a media tarde o incluso como postre, pues si lo dejamos muy cremoso se puede casi tomar con cuchara, como si fuera un pudding o unas natillas. Para darle un toque crujiente podemos acompañarlo con frutos secos picados, o agregar unas bayas por encima que den un contrapunto más ácido, por ejemplo arándanos o frambuesas.
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