¿Eres adicto al móvil? ¿Seguro? En la actualidad hay más móviles que personas en los países industrializados, siendo el mercado de los smartphones uno de los más grandes del mundo. La nueva 'caja tonta' nos hace acostarnos más tarde, ser menos productivos, perder la atención constantemente y, ¿engordar? El uso abusivo del móvil genera muchos efectos nocivos para la salud mental, pero ¿podría afectar también a la ganancia de peso?
Comer mirando el móvil produce menos menos placer y más obesidad
Muy atrás quedó aquello de comer con la televisión de fondo comentando alguna noticia con los amigos o familia con los que estábamos comiendo. Ahora no miramos la televisión, miramos el móvil. Incluso cuando estamos comiendo fuera de casa prestamos más atención al teléfono que a las personas.
Es precisamente esa distracción que nos absorbe la que hace que no prestemos atención a otras personas, pero tampoco a lo que comemos y bebemos. Yo en más de una ocasión he tomado un café mientras miraba el móvil y he ido a beber sin darme cuenta que ya me lo había terminado.
Eso implica una desconexión total del control de lo que comemos y de lo que debería hacernos disfrutar la comida. Existen ya investigaciones contundentes que han mostrado que comer distraído hace que comamos más, lo cuál puede parecer lógico, pero además hace que comamos más en las siguientes comidas al no tener esa sensación de saciedad o de haber comido antes.
¿Qué has comido hoy?
Más allá del teléfono móvil, que influye mucho, tendemos a comer sin prestar atención al gusto, a la textura, la cantidad que ingerimos, si masticamos más o menos... Eso hace que muchas veces no sepamos ni que hemos comido porque no lo hemos vivido realmente.
Al "no recordar qué hemos comido", al menos no recordar lo que hemos sentido, comeremos más en la anterior comida. Ocurre lo mismo a la inversa: después de una comida que nos ha gustado y nos hemos sentido plenos comiéndola, tenderemos a comer menos en las siguientes.
Algunos investigadores han comprobado incluso las diferencias entre comer sin ningún tipo de distracción, o comer mientras hacemos uso del móvil. El número de calorías es un 11% mayor si comemos mirando el móvil a si lo hacemos sin esa distracción.
Aunque realmente no es el móvil el culpable, sino la distracción. En ese mismo estudio, los autores comprobaron que mirar el móvil mientras comían o leer un texto en esa misma situación hacía ingerir más comida que comer sin distracciones. Por lo tanto, el culpable en sí es la distracción, no la causa que la propicia.
Mensaje para llevar a la mesa
Los teléfonos "inteligentes" pueden ser eso, inteligentes, o "tontos", entiéndase el antónimo, en función del uso que le demos. Las redes sociales pueden ser lo mejor que nos ha pasado para nuestra productividad si sabemos hacer que la información llegue a nosotros, o lo peor que existe si nos roba la atención en aspectos poco útiles.
Comer viendo pasmados la televisión consigue distraernos lo mismo que mirar el móvil o leer un libro. Lo importante no es poner el foco en lo que nos distrae comiendo o haciendo otras tareas. Lo fundamental es saber que si no prestamos atención a lo que comemos, ingerimos más cantidad y además no la disfrutamos.
¿Acaso no es una analogía con la vida? La distracción en nuestras tareas cotidianas, e incluso en los momentos exclusivos como conciertos o viajes, hace que nos olvidemos de degustar ese momento, ese alimento, esa canción, esa mirada.
Estamos llenando nuestro estómago de comida que no hemos disfrutado y momentos que no hemos sentido. ¿Nos estamos volviendo acumuladores de grasa y contenido en las galerías que no hacen más que ocupar espacio? Comer con el móvil en la mano aumenta el riesgo de obesidad y algunas cosas más.
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