La microbiota intestinal es como ese invitado que viene a nuestro hotel a pasar unos días. Según cómo lo cuidemos, luego hablará mejor o peor de nosotros, lo que favorecerá nuestra salud si le hemos tratado bien, pero nos perjudicará enormemente si ese cuidado ha sido mejorable. Evita estos comportamientos que te proponemos a continuación si quieres que tu microbiota intestinal sea saludable, ya que no es un invitado que viene por unos días, sino que vivirá siempre con nosotros.
Cuida de tu microbiota intestinal evitando estas ocho condiciones
El cuerpo humano está habitado por un gran número de bacterias, virus y otros elementos que conforman la denominada microbiota. De hecho, esta parte de nuestro cuerpo contiene 10 veces más células que todo el resto de órganos y sistemas.
El 70% de todos los microbios del cuerpo humano están contenidos en la microbiota intestinal. Por esta razón la investigación ha aumentado la popularidad e importancia de este "huésped" que alojamos en nuestro interior y que es protagonista de nuestra buena salud.
Una microbiota intestinal sana y resistente puede contribuir a la optimización de la salud y el rendimiento. Siguiendo nuestra analogía con el huésped: un huésped contento con nuestros cuidados nos ayudará en nuestra salud.
Como cualquier invitado que viene a nuestra casa, podemos tratarlo mejor o peor. Estas son las ocho condiciones que harán de nosotros los peores anfitriones del mundo. Evítalas si quieres que tu huésped, y tú por correlación, estéis cómodos y sanos.
Abuso de antibióticos
Cuando ingerimos un antibiótico lo hacemos para matar bacterias sin una diana concreta. Matar moscas a cañonazos es un símil que encajaría exactamente con la función de los antibióticos en las bacterias. Los cambios en la composición microbiana inducidos por los antibióticos pueden tener un impacto negativo en la salud del huésped
Algunos de esos efectos negativos son: reducción de la diversidad microbiana; cambios en los atributos funcionales de la microbiota; formación y selección de cepas resistentes a los antibióticos que hacen que los huéspedes sean más susceptibles a la infección por patógenos.
Uno de los efectos nocivos más preocupantes del exceso de antibióticos es que se genere una resistencia a dichos antibióticos, y llegado el momento no sean efectivos como medicamento. Este tratamiento que es uno de los factores que ha contribuido a aumentar la esperanza de vida, podría peligrar su eficacia a largo plazo si se abusa de él. Por lo tanto, deben utilizarse los antibióticos solo en casos realmente necesarios.
Dormir menos de lo necesario
Una alteración del sueño conduce a una alteración de la microbiota, que a su vez se convierte en un bucle cerrado, ya que una microbiota alterada retroalimentará un peor sueño. Cuando hablamos de alterar el sueño no solamente nos centramos en dormir menos de lo necesario, sino también en alterar los ciclos de sueño y vigilia.
Como un reloj que nos avisa de la hora que es, nuestro cuerpo cuenta con un reloj interno que tiene un comportamiento u otro para ayudarnos a despertar o a dormir. Si alteramos ese reloj interno acostándonos cada día a una hora diferente, durmiendo unos días muy poco y otros mucho, también se podría alterar la microbiota.
Cuando interrumpimos ese correcto ritmo circadiano, ya sea por trabajos nocturnos o cualquier circunstancia que nos lleve a dormir en horarios que no nos corresponden, producimos alteraciones inmunitarias y e inflamación, mediados según la evidencia actual por la microbiota intestinal.
Al dormir menos horas de las que debemos (entre siete y nueve horas) aumenta el daño oxidativo y la muerte celular en el intestino, además de la infección con bacterias patógenas que se encuentran en el intestino. Algunas investigaciones han dado muestre de ello, lo que pone en evidencia que un sueño pobre produce una microbiota intestinal pobre.
Una dieta pobre en fibra
Está ampliamente demostrado que los hábitos dietéticos determinan las características de nuestra microbiota. En este apartado nos centramos en la fibra, pero en enunciados siguientes aparecerán elementos como los probióticos o el alcohol que juegan también un papel principal.
Los microorganismos que conforman el microbioma se alimentan de fibra y de otros alimentos que tienen propiedades prebióticas. Cuando no tomamos suficiente fibra en la dieta aumenta la permeabilidad intestinal y la barrera que protege a nuestra microbiota frente a infecciones.
Una dieta rica en fibra afecta positivamente a la microbiota intestinal. Por ejemplo, la microbiota intestinal de los niños de Burkina Faso, cuya dieta contiene una gran cantidad de fibras en comparación con los niños europeos, está significativamente más poblada de bacterias positivas para evitar inflamación y protegernos de patógenos.
No incluir probióticos en la dieta
Los probióticos son "nuevos habitantes" de la microbiota. El concepto "probióticos" significa "para toda la vida", y la definición moderna es: microorganismos vivos, cuando se administran en cantidad suficiente confieren la salud del huésped.
En los últimos años, la investigación sobre los probióticos ha progresado significativamente y una gran cantidad de estudios han demostrado que los probióticos juegan un papel esencial en el mantenimiento de la salud humana.
Por ejemplo, los probióticos pueden desempeñar un papel en el tratamiento de enfermedades inflamatorias crónicas, por ejemplo, la enfermedad de Crohn. Además, los probióticos también pueden tener un efecto anticancerígeno, antiobesidad y antidiabético.
Cada vez hay más pruebas de que los microbios intestinales desempeñan un papel esencial en el sistema inmunitario. Este tipo de alimentos ayudan a mantener sana la barrera intestinal y a ayudar a la población de la microbiota. Algunos alimentos probióticos que tenemos a nuestra disposición son los yogures o el kéfir, entre otros muchos.
Consumo elevado y frecuente de alcohol
Alcohol y disbiosis van de la mano. Cuando consumimos un exceso de alcohol se produce un desequilibrio en contra de las poblaciones que mantienen la correcta función intestinal. Además, la barrera intestinal se ve perjudicada, quedando así nuestra microbiota expuesta a riesgos infecciosos.
La literatura científica ha comprobado ampliamente que el alcohol es altamente dañino para la formación y función de la microbiota intestinal. Incluso han estudiado cómo se pueden prevenir sus daños aumentando el consumo de probióticos y fibra de la dieta, ya que el uso excesivo del alcohol es un problema global difícilmente erradicable.
Tabaquismo
El tabaco suele relacionarse con cáncer de pulmón, pero también se asocia con otros como el cáncer de colon. El humo del cigarro que penetra en nuestro organismo produce cambios en la microbiota que afectan tanto al pulmón como a esta parte del intestino.
Estrés
El estrés debe ser entendido como la exposición a factores estresantes psicológicos (miedo, ansiedad...) o ambientales (climas extremos, gran altitud, contaminación...) y físicos (desnutrición, privación del sueño...). La repuesta de ese estrés podría ser medida por la microbiota intestinal, lo que puede ocasionarle secuelas negativas.
Al igual que el alcohol y la disbiosis van de la mano, el estrés favorece también un entorno negativo que produce ese desequilibrio negativo para la microbiota. Cuando vivimos en un entorno estresante favorecemos la fertilidad de bacterias proinflamatorias, lo que se correlaciona con todo tipo de enfermedades.
No moverse ni practicar ejercicio físico
A estas alturas del siglo XXI no es nada nuevo decir que el ejercicio físico es una polipíldora que sirve como protector de salud. Esta polipíldora modula positivamente la microbiota intestinal, favorece la diversidad de bacterias y protege frente a inflamación y patógenos perjudiciales para nuestra salud.
Los atletas de élite parecen tener una mayor diversidad microbiana intestinal y un cambio hacia especies bacterianas involucradas directamente en su rendimiento deportivo. Esto se explica por las modificaciones positivas que las sesiones de entrenamiento producen sobre la microbiota.
Una investigación mostró una mayor diversidad y abundancia en el 50% de los géneros identificados de la microbiota después de una caminata de esquí de fondo de cuatro días. La literatura científica también ha comprobado que una buena aptitud física modifica positivamente la microbiota intestinal, lo que juega a nuestro favor a la hora de una mejor salud general.
En Vitónica | Así es como el ejercicio te ayuda a mejorar tu salud intestinal y tu diversidad microbiana
Imágenes | Unsplash