El tabaquismo es una de las principales causas mundiales de enfermedad y muertes prevenibles. Uno de cada dos fumadores morirá a causa de una enfermedad relacionada con el tabaquismo, a menos que deje de fumar. Todo el mundo sabe que fumar es muy malo para la salud física. Pero, ¿qué sabemos del impacto del tabaco en la salud mental?
Relación entre el tabaquismo y la salud mental
En 1970, en algunos países de ingresos altos como Inglaterra y Escocia fumaban una de cada dos personas (un 46%). En 2018 la prevalencia disminuyó hasta un 14,9%, es decir, fuma menos de una persona por cada seis. Sin embargo dicha prevalencia sigue siendo alta en personas con enfermedades mentales (una persona de cada tres o un 32%).
Las personas con enfermedades mentales son por tanto más adictas y responden menos a tratamientos para dejar de fumar. Esa combinación hace que puedan reducir su esperanza de vida hasta 17,5 años en comparación con la población sin enfermedad mental.
Una creencia popular es que las personas con algún tipo de enfermedad mental, o sin él, pueden agravar el estrés y otros síntomas como la ansiedad al dejar de fumar. Sin embargo, la evidencia actual encuentra una fuerte asociación entre dejar de fumar y mejoras a nivel de salud mental en igual o mayor medida que la toma de antidepresivos.
El cerebro del fumador crónico está adaptado debido a un continuo ciclo que activa las vías nicotínicas del cerebro. Eso hace que 20 minutos después de fumar comiencen los síntomas de abstinencia y tengan que volver a encender otro cigarrillo.
Intentar no encender ese nuevo cigarrillo supone aparición de síntomas de abstinencia como depresión, agitación y ansiedad. No es una tarea fácil, pero veremos a continuación que dejar de fumar tiene muchos beneficios a nivel mental.
Beneficios de dejar de fumar para nuestra salud mental
Disminuye el riesgo de enfermedad mental en general
Como ya hemos comentado anteriormente el tabaquismo crónico produce una neuroadaptación en las vías nicotínicas del cerebro. Esa adaptación hace que los fumadores pasen por ciclos de abstinencia tras un tiempo sin fumar, y relajación o recompensa al volver a dar una calada.
Ese ciclo continuado en el tiempo aumenta el riesgo de enfermedad mental. Pero si dejamos de fumar y rompemos ese ciclo de abstinencia, es posible que nuestros sistemas alterados por el tabaco se recuperen.
Esa es la razón por la cuál, pasadas unas semanas después de dejar el tabaco, los síntomas de abstinencia disminuyen, y tiempo después desaparecen. Es entonces cuando la balanza del bienestar supera a la incomodidad del proceso en la eliminación del tabaco.
Reduciremos en gran medida el riesgo de desarrollar alguna enfermedad mental, y además nos sentiremos con menor ansiedad y estrés a partir de entonces. Bastan simplemente seis semanas después de haber dejado de fumar para comenzar a ver estos beneficios.
Disminuye el riesgo de depresión y esquizofrenia
La depresión y la esquizofrenia se encuentran entre esas enfermedades mentales que hemos comentado en el apartado anterior. La asociación entre el tabaquismo, la depresión y la esquizofrenia se debe, al menos en parte, a un efecto causal del tabaquismo.
Dejar de fumar podría alejarnos de episodios depresivos leves o de enfermedades mentales más graves como la esquizofrenia. Y en caso de estar ya cursando alguna de estas enfermedades, podría mejorar su tratamiento.
Aumenta nuestro nivel de bienestar mental y sentimientos positivos
Los fumadores obtienen peores resultados en las encuestas de bienestar que los no fumadores. La felicidad es uno de esos apartados que se abordan en dichas encuestas de bienestar. Aunque podría ser reduccionista, podríamos decir que dejar de fumar nos puede hacer más felices.
El humor es otro de los apartados de ese bienestar mental. Cuando una persona no ha fumado un cigarrillo por un tiempo puede sentirse irritable y ansiosa. Fumar eliminará esa sensación, pero tiempo después volverá a aparecer.
Por tanto, dejar de fumar podría aumentar nuestro nivel de bienestar mental al mejorar nuestra felicidad y nuestros sentimientos positivos, a la vez que eliminamos nuestra irritabilidad y ansiedad.
Mejora nuestra autoestima
La autoestima no es más que la valoración que nos damos a nosotros mismos. Si somos capaces de dejar de fumar podemos empoderarnos y vernos capaces de lograr otras muchas cosas.
Una mejor percepción de nosotros mismos, unida a un mayor bienestar mental, nos dará una perspectiva más amplia para afrontar los problemas que podemos ir encontrando, a la vez que podríamos disfrutar más de los quehaceres diarios.
Dejar el tabaco podría compararse al consumo de antidepresivos y ansiolíticos
Hemos ido viendo como dejar de fumar disminuye la ansiedad, el estrés, la depresión y el riesgo de enfermedades mentales más severas como la esquizofrenia. A su vez aumenta nuestra sensación de felicidad y sentimientos positivos.
¿No es ese el objetivo de muchos fármacos para tratar la depresión, ansiedad, etc? ¿Podría ser entonces que dejar de fumar tuviese la misma efectividad que tomar esos fármacos? En tal caso, si dejamos de fumar, ¿podríamos dejar también de tomar algunos fármacos?
Un estudio reciente muestra como dejar de fumar puede ser igual de eficaz que algunos fármacos para tratar algunos aspectos mentales comentados en este artículo. Conociendo que tanto fumar como los fármacos tienen efectos secundarios, si eliminamos ambos, nuestra salud mental podría mejorar en gran medida.
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