El gesto antidepresivo que nos calma, reduce el dolor y dispara la felicidad, según un experto psicólogo

La conexión con otra persona depende de determinados actos que liberan hormonas que nos hacen más felices

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Robin Dunbar es profesor de Psicología Evolutiva en la Universidad de Oxford que está detrás de investigaciones tan bonitas como el poder de un abrazo o una caricia para el ser humano. Basándonos en la evolución Darwiniana, podemos mirar a los monos y a los simios para ver su comportamiento y compararlo, salvando las enormes diferencias, con los nuestros. Los monos y los simios crean y mantienen sus amistades mediante el acicalamiento social: eliminar restos de la piel, quitar cuerpos extraños en el pelo, etc. Seguramente hayas ojeado el pelo de tus hijos en algún momento o hayas quitado algo de la cara de un amigo que no debía estar allí. ¿Cuál es el potencial de esa caricia o un abrazo en nosotros y en la persona que lo recibe?

Dame una caricia o abrazo feliz

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El profesor de la Universidad de Oxford señala en su artículo que las caricias lentas son una de las herramientas más poderosas para liberar endorfinas, las hormonas de la felicidad. Las caricias suaves y lentas, han de ser así, estimulan las neuronas c-táctiles aferentes, presentes en la piel o el pelo.

Al estimular estas neuronas mediante el tacto y la presión se liberan las endorfinas. Estas hormonas tienen un potencial analgésico similar al de la morfina, pero sin sus efectos secundarios. Ese es el motivo por el que acariciar a nuestra abuela cuando le damos un beso al ir a visitarla puede hacer que se olvide de lo que le duele, aunque aquí entran en juego otros muchos factores.

Las endorfinas son una de las causas por las que deportes como el running enganchan a sus practicantes, ya que activan regiones del cerebro asociadas con las recompensa, lo que nos hace querer repetir la experiencia. La oxitocina es otra hormona que entra en juego con las caricias y los abrazos y se suma al potencial efecto beneficioso del contacto humano.

A mayor confianza, más tocamos

En un viaje que hice hace unos meses a Jordania donde no conocía a mis compañeros, ahora amigos, éramos dos andaluces junto con personas de otras muchas provincias españolas. "Los andaluces es que somos muy tocones desde el minuto uno", dijo Paco de Sevilla mientras comíamos todos.

Puede que ese sea uno de los motivos por los que los andaluces, o a las personas más cercanas de inicio, aceleremos ese proceso de conocer a otra persona. Cuanto más estrecha es la relación con alguien, más partes del cuerpo podemos tocar sin que se pueda ofender o crear una situación extraña.

Pasar de un apretón de manos a una caricia puede conllevar una semana o meses, pero está claro que la segunda acción requiere gran confianza. Ese abrazo y ese contacto con otra persona es una "bomba de amor" que puede calmarnos, hacernos sentir bien y liberar endorfinas, la conocida como hormona de la felicidad, que nos hace por tanto estar más felices.

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Imágenes | Pan Alves (Pexels), Dmitrty Ganin (Pexels)

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